lunes, 3 de noviembre de 2008

Reminiscencia, Ruth.

Hablaré de las profundidades. De la eterna sensación que me ausenta de este mundo. De cómo voy y vuelvo, de cómo doy una vuelta sobre mí misma y gira el mundo.
Hablaré de las profundidades. De lo más hondo del mar, de los corales allá en sus arrecifes, de la oscuridad que hay más abajo y de lo que no sabemos que existe.
Hablaré de mí. Contaré cómo sé que en un instante desapareces y en otro instante te veo cerca y cómo, sin saberlo, eres un espejismo de mi mente que viene y va. Hablaré de ese letrado anciano que un día me advirtió que mi soledad me volvería loca. Mencionaré la mentira a la que nos aferramos, al miedo paralizante de un más allá. ¿No hay nada más allá y más allá no hay nada? Amor una vez y al día siguiente odio. Para la próxima semana, pólvora y segundos después, sangre. ¿Dentro de años? Indiferencia.
Hablaré del interior de las ciudades, de lo más alto de la montaña, de aquello inalcanzable. De la firma de algún ídolo colgada en la tabla de corchos de mi habitación, de aquellos pasajes de vuelo a Nueva York, de las fotos que reflejan mis momentos felices. Lo cantaré en un club de blues, y vestiré de guantes con una flor en el pelo. Hablaré de la reminiscencia, de cómo recuerdo tu vaga imagen en mi mente y tu sonrisa moribunda de tu persona misteriosa. De cómo una vez supe de ti y otra desapareciste sin decir adiós. Recapacitaré también de mis dieciséis años- casi diecisiete. De cómo ha fluido mi vida, sus razones y sinrazones, de sus día-a-día, de su rutina, de su historia. De cómo me siento ahora. De cómo creo que me sentiré mañana. Buscaré a su vez una señal de rescate, de alguien que necesite de mi ayuda y grite desesperada que sin mí no lo hubiera conseguido. Desde aquí, hoy, hablaré de lo que me gustaría hablar y de lo que no puedo. De mis secretos que pasaran a dejar de ser tales y de cómo necesito, hoy más que nunca, escuchar tu pausada voz, de sentir lo que un día pude sentir, de saber que no te pierdo cada día que pasa. Rezaré a lo pagano y festejaremos lo desconocido. Saltaremos la hoguera en honor a algo que no existe e inventaremos lo inimaginable.
Laura Martínez.

6 comentarios:

Eladio Balboa dijo...

me ha gustado

Anónimo dijo...

pero qué bien escribes...

Laura dijo...

gracias a los dos :-)

AdR dijo...

Me encanta como suena reminiscencia, como remembranza, también.

Me uno a los dos comentarios anteriores. Me ha quedado una duda: Ruth.

Besos

Laura dijo...

Ruth es una chica que me pidió que escribirea algo que incluyera la palabra reminiscencia :-)

Anónimo dijo...

Efectivamente, yo se lo pedí. Y sabía que tarde o temprano cumpliría con su palabra. Gracias, Laura. Muak.

Disculpa la tardanza, pero es que estoy que no puedo con el Master. Mira que hora es y llevo desde las 10.30h (solo un break para comer). De hecho, me he tenido que leer el relato casi tres veces, pk ya no se ni por donde voy.

Sabes, estoy segura de que se me pondría la piel de gallina si te escuchara entonar un blues.

Cuidate ***

Por cierto, la crónica la dejo en sus manos, porque en persona es mejor que por mail, no crees? Mmmm...aunque si lo tuviera que definir en cuatro palabras: Una semana simplemente mágica.