domingo, 24 de abril de 2011

Perro atado a la pata de la mesa


Amarrado a la pata de la mesa,
aúllas,
gritas
y lamentas mi partida.

Te até,
como a un perro,
para que no me pudieras seguir

y reanudar mi paso sin tu penosa,
fatigosa
y constante queja del amor.

Y como un perro,
intentas morderte la cola
dando vueltas sobre tu propio eje.

Te crees poeta cuando hablas de ti.
Siempre hablas de ti.
Incluso cuando hablas de cualquier otra cosa,
acabas mencionándote.

Y te encanta.

Te encanta recrearte en los dones y aptitudes que careces,
y te encanta aparentar una humildad que no posees,
pero tu soberbia te puede.

Crees que lo sabes todo.
Pero ¿Qué narices sabrás tú?

No eres más que un perro atado a la pata de una mesa.

miércoles, 20 de abril de 2011

No me tientes




Tu aliento me es familiar.

Necesito que sientas lo que yo siento
Y que se estremezca tu cuerpo como el mío,
cuando tus labios se apoderan de él.

Necesito que me toques
la pierna,
la entrepierna,
y que llegues
resuelto
y temerario
hasta mi sexo.

martes, 12 de abril de 2011

Me pongo cachonda


No quiero que vuelvas.
Ya no echo de menos que me rías los chistes malos.
El silencio de quienes me escuchan me divierte más.

Ya sé pasear sin agarrarme a tu mano;
y mis pies - antes torpes- desfilan elegantes uno tras otro
mientras me dirijo hacia ningún lugar.

No quiero que vuelvas.
Ya no echo de menos que me arranques las bragas a mordiscos.
Conmigo estoy muy bien,
y es conmigo con quien mantengo una relación de pura exaltación.

(Me excito porque me han crecido las tetas.)


domingo, 3 de abril de 2011

Viajo huyendo de mí


Viajo huyendo de mí.
No concibo caminos ni fronteras.

Viajo huyendo de mí.
De lo que soy. De lo que pueda ser. De lo que no seré nunca.

No tengo agallas. Viajo huyendo de mí.

Me persiguen, rápidas, las incertidumbres. No logro despistarlas.
“¿Quién eres? ¿Quién eres? ¿Quién eres?”

Soy.

Viajo huyendo de mí. Arrastro mi cuerpo.
La maleta me pesa, tanto como mis pies cansados y mi yerta espalda.

No me esperan en ninguna parte. Yo tampoco me espero.
Soy un improvisto.

Viajo huyendo de mí.