miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tres minirelatos de la tal abuelita.

“No les digo por donde saqué a la abuelita porque seguro que no reeditarán el cuento” leí. Vaya, penoso final. ¿Primero mata a la abuelita y luego la deja muerte en un paradero desconocido? Seguramente no sabría por dónde terminar la historia. En fin, si hubiera sido mi abuela la hubiera rescatado, porque cargarse a la protagonista en un párrafo y medio del libro, no tiene perdón. Mejor me pondré a escuchar algo de Frank Sinatra y bailaré delante del espejo imitando que canto el ‘New York, New York’ que después de malgastar mi tiempo leyendo ese cuento, necesito hacer la tonta.
No les digo por donde saqué a la abuelita porque seguro que no reeditarán el cuento. Censura, ya saben. Bueno, hoy en día no existe de eso, sino que se ‘invita a los diferentes medios de comunicación a no promocionarlo’. Primero esto, ¿y luego qué? ¿Aparecerá mi foto de carné con una barra negra sobre mi cara? Después se llevará el premio el tipo que escribe sobre lo bonito que es la paz mundial. A ver, seamos realistas: una abuelita que practica deportes de riesgo da mucho más juego, y más si luego describo una caída colosal desde un puente porque la cuerda no estaba bien asegurada. ¡Ya quisieran ellos ser la abuelita del mi cuento!



“No les digo por donde saqué a la abuelita porque seguro que no reeditarán el cuento” Mi cara seguramente quedaría desorbitada y algo desencajada al terminar la última frase, porque desde luego que, aquel cuento, infantil no era. Debía haber intuido que el título no traía consigo buenos desenlaces: “El lado oscuro de la abuela de Caperucita” Ignoraba que hubiera cuentos de tal grado de perversión explícita con una ilustración tan infantil. En fin, cuando llegue la hora, arroparé a los niños, les diré buenas noches y si me dicen de contarles el cuento que les compré, le diré que el duendecillo verde de la casa me lo ha robado.


Laura Martínez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Da que pensar.

Un saludo desde el Otro Lado.

Belén dijo...

Pues la verdad, es que me quedo con el caso de matar a la abuela y no saber donde está, asi dejas una segunda parte de microrelatos :)

Besicos

AdR dijo...

Me quedo con la abuelita del tercer cuento, perversa y oscura pero cantando y bailando "New York New York" mientras aclama a Obama.

:)

Besos