jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Disculpa?


A veces te recuerdo y me lamento;
otras simplemente me lamento sin recordarte,
y la mayor parte del tiempo,
me enzarzo en una búsqueda imposible
de algo que complemente mis horas de tiempo libre.
Quiero verte sin ropa interior.

martes, 21 de diciembre de 2010

Salen de casa.
Ella camina pisando los charcos y se moja los pies.
Les invitan a unas copas.
Bailan canciones horteras.
Ella sonríe, efusiva, para que le digan lo guapa que es cuando lo hace.
Mueve el pelo de un lado a otro mientras observa su alrededor.
Nadie.
Nada.
Insustanciales.
Ella.
Su copa vacía.
Aquí tampoco.
Siguen bailando.
Vuelven a casa.
Ella camina pisando los charcos y se moja los pies.
Se tumban en el colchón juntos y se ríen.
De la gente que no existe.
De la que sí que existe.
De ellos mismos.
De la última noche del año que pasan juntos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Me gusta el número 9

Me encantaron los 16. Desde que los dejé atrás, he pasado el resto de mis cumpleaños con depresión porque veía cómo se iba quedando atrás el encanto de aquel número.
Sin embargo, esta vez tengo -muchas- ganas de cumplir los 19.
Quizás porque ya no le tengo manía a los números impares -o porque este año me he comprado un vestido bonito y sexy para olvidar la obligación de entrar en agonía el resto de los 19's de Diciembre-
Los años trotan, no corren.
Los años quedan, no pasan.
Los años evolucionan, no cambian; por eso creo que jamás perderé este fatalismo innecesario de buscarle pegas a todas las cosas. :)
Feliz Navidad.

martes, 14 de diciembre de 2010

No apagues la luz que no veo


La luz del flexo crea sombras en mi cuarto;
no son fantasmagóricas, como tú;
no son escurridizas, como tú,
y solamente se marchan cuando yo decido apagarlas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Vístete, anda.


Me gusta tu pelo, lo prometo. Y más me gustan tus piernas y culo. Qué grosero, ¿verdad?
Podría dedicarte un "que inteligente eres, mi amor" -que de eso también tienes- y salir airoso de cualquier indicio de superficialidad que me delatase.
Me gustan tus ojos y nariz, es cierto, y también esa boca que, cuando se siente sexy y se pinta de rojo, hace maravillas.
Me encanta cuando eres fría y distante; y adoro esa absurda manía tuya de no contestar las llamadas para no parecer que piensas en mí constantemente.
Tu soberbia es exquisita, tanto incluso como tus fríos pies bajo las sábanas. Y es que además, cocinas muy bien todo el calor de la habitación, cariño.
No es que seas demasiado buena para mí, no, no es eso. Tampoco eres alguien para dejar escapar, pero, si no he vuelto mañana, es porque seré de otra.