viernes, 19 de agosto de 2016

Incombatible

11/07/2016

Estamos a julio y pocas veces he visto el sol. Por aquí llueve más de lo que estoy acostumbrada. Me acuerdo de los días de radio y los extraño, como si fueran amigos. La vida pasa y no me doy cuenta, pero sí. 
El incansable desprecio que perdura en la cabeza.
El incombatible malestar de la incertidumbre. 

sábado, 13 de agosto de 2016

Yo también quiero un polvo


Ana tiene una voz aguda muy peculiar. A veces titubea demasiado y dice “en plan” y “osea, como” muchas veces. Su boca vibra con las palabras. Me cuenta que quiere un amor. Pegamos sorbos largos a la lata de cerveza, tumbadas en el césped del London Field. Ana quiere un amor y bebe cerveza, y titubea al hablar. Una cosa lleva a la otra y no puedo evitar recordar los romances que he tenido a lo largo de la vida. Está Juanan, el chico de pueblo sin ambiciones con el que nada compartía y que ahora es emprendedor (palabra que mola mucho pero no sé muy bien lo que significa). Juan Carlos, un romántico ya casado. Guillermo, el músico que creía que lo nuestro podría funcionar. Mani, el parisino que me besaba la frente. Pedro Makay, con apellido, porque era un producto musical que acabó dándome pereza. Borja, al que en estos momentos sigo detestando por no haberme querido como yo a él. Ha habido otros tantos – muchos- nombres, pero no recuerdo ni la mitad.

Total, que Ana me explica que no sabe elegir, que se enamora de ‘raros’, por eso siempre sale todo mal. A mí realmente me da igual lo que me está contando porque yo no quiero un amor, quiero un nuevo trabajo; cosas distintas, pero que, en el fondo, causan la misma sensación de desengaño. Caos vital, que lo llamo yo.

Comparar amor y trabajo puede parecer frívolo, pero, si te paras a pensar pasan por los mismos patrones: desabrimiento por no tener uno, resignación por tener uno que no te gusta, aburrimiento cuando lo has tenido por mucho tiempo. Así que llego a la conclusión, mientras seguimos bebiendo cerveza, de que lo que necesito son pequeños sucesos motivadores. Ana se ríe y dice: “eso, yo también quiero un polvo”.