martes, 31 de agosto de 2010

Mamá, ¿has visto mi peine?


Soy un desastre.

En mi desorden desaparecen cosas,
y en mi desorden me busco,
y en mi desorden me encuentro.

Y todas las cosas que quiero,
todo lo que (me) importa,
está en ese montón,
desordenado, enredado y holgazán,
pero yo estoy junto a ello.

Y así,
andando en pelotón desastroso,
avanzamos lentos y torpes;
tan indisciplinados como el propio caos.

Mientras,
la vida es más impredecible que nunca.

miércoles, 25 de agosto de 2010

No me presto.



Aparta.
No dejaré que me recorras tan infinitamente.
No me apetece que me viertas tu pasión,
no quiero el desfogue de tus días solitarios.

Tu sed de mí tiene que menguar.
Soy demasiados kilómetros.
¿Cómo harás para encontrarme?
No te molestes,
lleva tu vehemencia de vuelta a su lugar.

Esta noche no hay confesión de ningún tipo.
Cierro todas mis estaciones,
hoy no estoy para hacerte el amor.

(Prueba a ver mañana.)

sábado, 14 de agosto de 2010

Mañana haré vida normal


Sobre mi escritorio tengo amontonado: un estuche lleno de gomas de pelo, un after sun, un frasquito de Brahmi, pegamento de barra sin tapa, tela de una camiseta que corté, un vaso de agua, un par de fotos antiguas, un anillo redondo y verde, migas de galletas y el cinturón que me acabo de quitar, -que bien podría emplear para darme con él-.
¿Orgullosa, Laura? No hay ningún cachivache útil que te sirva para algo. Te alimentas de invenciones y para colmo, proteges más los recuerdos que lo que te queda de la realidad.
Sobrevives sin contacto. Las palabras no te gustan, las opiniones las detestas. Prosperas la ordinariez y destruyes la elegancia; pierdes el encanto y creas vergüenza.
El cine no te ayuda, la música no te inspira, los libros te aburren, y no escribes más que acerca de tus flaquezas, tristezas, necesidades y penurias.
Has querido olvidar, has intentado no hacerlo y por ello abominas cada rincón del sofá, cada vericueto de la calle, cada olor que evoca el intento del olvido, cada mensaje que no recibes.
Tanteas la posibilidad de poder aprender a tocar la guitarra, y con el piano has llegado a tocar alguna versión de Lady Gaga.
Has cambiado de colonia, te has deshecho de los pintauñas rojos, sustituyes el contenido de tu estuchito de marilyn por el de monedas e intentas no atusarte el pelo.
Las manualidades se camuflan como pasatiempos y creaste un delantal con el dibujo de un hombre que tiene dos barras de pan como zapatos, para tu futura cocina. Solo piensas en llegar a Madrid, en decorar tu cuarto, en estrenar las toallas de baño que tu tía te regaló y en volver a tener ganas de reponer el monedero rosa con su contenido inicial.
Tu desordenada vida destruye todo lo que encuentra a su paso.
(Creo que necesito una semana más de terapia fuera de cualquier sitio que me de para pensar.)

martes, 10 de agosto de 2010

Me creció una verruga.



Si en el lugar de las brujas, meigas y nigromantes;
de las queimadas, brevajes y pociones;
de lo místico y fantástico;
de los augurios y profecías, no me curo,
habré profanado todo lo que hasta ahora aprendí.