martes, 24 de enero de 2012

Soy una mujer hecha y torcida

20/02/2010
Gracias por haberte bebido tres cuartos de mi preciado y estupendo Ron Barceló Gran Añejo embarrilado en cuba de pino de roble (ojo al dato: ¡pino de roble!) que me regalaron en mi primera rueda de prensa en la que entrevisté a la polla más grande de España. Espero que por lo menos te lo hayas bebido a mi salud. 
Zorra.

domingo, 22 de enero de 2012

Si tú me dices ven


Nunca tengo nada que perder/ Nunca tengo sueño/ Nunca sé exactamente que decir/  Nunca soy de nadie/ Nunca salgo perdiendo/ Nunca me gustaste/

Nunca tengo nada que perder/ Nunca consigo despegarme de la cama/ Nunca sé exactamente qué quieres decir/ Nunca nada es mío/ Nunca salgo ganando/ Nunca quise que me gustaras/
 
Cry, baby, cry./ Mira que siempre quise ser de a las que nunca nada le importa/ Si tú me dices ven, me quedo en el sitio./ Si yo te digo ven...

...Eso no sé porqué nunca pasa.


martes, 3 de enero de 2012

Llámame lo que quieras


Sólo pienso en hacerte el amor. Sé que eso es fácil, me ves joven. Carne prieta, glúteos firmes.

Y me dejo hacer, aunque otras veces te haga. También dejo que vengas a mí con tu lengua mientras dices que me quieres comer toda, buscando entre las sábanas mi sexo mojado y húmedo.
Qué guarro, pienso, qué sucio, pero me excito tanto que dejo que me encuentres sedienta de ti.

Tu pelo canoso y tus labios secos es lo que más me gusta. Eso y tu lengua bífida, que no para de buscarme, desesperada.

Mírala, te dices, mira que niña tan rica, y pensarás en hacérmelo más de una vez. Pensarás en mí y en mis labios rojos y en mis braguitas de encaje. Pensarás en mis piernas y en mis manos cuando te tocan ahí abajo. Te reirás con mis ineptitudes de niña inexperta, sí, pero te pondrás tan cachondo cuando te muerda la oreja, que olvidarás que no supe a ciencia cierta si Billie Holiday era una mujer o un hombre; porque yo, aunque sea una niña, una niña y todo sexo, aunque me dobles la edad y las arrugas, y las experiencias en la vida, podrá tu instinto de hombre y vendrás a mí diciéndome de nuevo que me quieres aguardando en tu cama, con las piernas abiertas, con las piernas abiertas y tan puta, mientras me muerdo el labio inferior y me estrujo con pretensión y diligencia los pechos.

Llámame lo que quieras, pero sólo apriétame un poquito más.