sábado, 27 de febrero de 2010


TOC-TOC

-¿Quién es?
-El Lobo

jueves, 25 de febrero de 2010

¿Tengo?


Tengo una ciudad que me observa cuando quiere y cuando no, trata de empequeñecerme para poner a prueba mis métodos de supervivencia entre tanta aglomeración.

Tengo un vaso de té bien calentito sobre mi plisado ombligo y se me antoja un olor a gominola por toda la habitación.

Tengo, desde mi ventana, una torre con un reloj que se divisa a poca distancia, que centellea luces al rojo vivo y que, cercano, va marcando sinuosamente el paso caduco de mis pestañeos. Hasta convertirse en ojos cerrados. Hasta que se pierden en las anchas avenidas de mis pensamientos. Hasta que alcanzo a soñar contigo.

Tengo una flor vieja que no parece querer marchitarse, y que, a pesar de ello, resistiéndose a quedar aniquilada, su tallo curvado y poco envanecido se arquea más, llegando al final de su existencia, cada vez que piensa en ti.

¡Quién te ha visto y quién te ve (y sombra de lo que haces)!

Yo lo hago a distancia, desde mi pequeño rincón- con olor a golosina- y te imagino con tanta firmeza, que a veces olvido que todo lo que me queda de ti es tu recuerdo eminente que se pasea con airosidad de un lado a otro mirándome y ¿sonriéndome? mientras me llevo el vaso de té a la boca, dispuesto a apagar el ardor que éste deja en mis labios con un beso.

La gente se equivoca cuando dice que lo onírico es para los muertos; ellos no pueden soñar.

jueves, 18 de febrero de 2010

Oda a la Galleta de Chocolate.

Eres mi musa.
Mi fuente de inspiración.
Mi orgasmo diario.
Tú, querida,
eres la dosis de dulzura,
la que más me ama,
la que deja que le coma con ansias
y la que no se asusta de mi amor.

Eres belleza, tierna dama,
Eres la razón de mi agonía
y del sentimiento de satisfacción posterior a tu deguste.
Eres dinamita placentera.

Tú, calórica y lipídica,
me miras y me pides que te necesite
y no temo a tu abandono
ni miento cuando digo que sin ti no podría vivir.

Deja que te de sólo un mordisco más.

sábado, 13 de febrero de 2010

Me apeteces hasta el punto de no apetecerme.

Hoy odio al mundo el triple que ayer y no sé si es porque me ha bajado la regla o porque realmente alguien trata de humillarme.
Adivinad cómo una se siente en estas situaciones… Exacto: idiota.
Hoy mi cuerpo me detesta por no salir de carnavales.
Hoy mi mente… mejor no os cuento.
Mañana sólo espero estar concentrada para estudiar. Todo lo demás intento que me de igual.

lunes, 8 de febrero de 2010

No creas todo lo que digo


Llueve en Madrid y mi bonita flor amarilla ha sufrido un pequeño accidente. No me conoces, ni si quiera creo que me importe.
¿Cómo he sido capaz, dime, de volverme más tarada aún de lo que estaba?
Intento imaginarme el mañana, pero no soy capaz de hacerlo contigo. Creo que tampoco me apetece perder mis días pensando en lo podría ser y no es; pero aquí estoy, escribiendo de nuevo sobre lo que me gustaría que bajo ninguna condición me gustase. ¿Y qué es eso, tú, o lo de perder la cabeza?
Ya os lo dije. Majareta perdida.
Sé que no es demasiado tarde ni temprano como para delirar a estas horas del día, sin embargo no puedo irremediar mi estupidez y sé que quienes me leéis a diario acostumbráis a entreverlaJustificar a ambos ladossiempre entre línea y línea. No me juzguéis, por favor.

No te tengo materializado, y no estoy ciega, vendada o amordazada, sólo trato de conceptualizar por enésima vez mi postura en el tablero.

Hoy es día de chimenea y manta, pero ya veis, por tener, no tengo ni calefactor.

viernes, 5 de febrero de 2010

Zoom (1)

Soy el Inframundo donde habita el Demonio que espía al Dios que vigila la destartalada casa que contiene el laboratorio subterráneo y frío del científico loco que no cree ni en dioses ni en demonios y que observa por un microscopio el átomo indivisible en la molécula de agua del cromatismo de color del pintalabios incrustado en la colilla tirada, abandonada y pisoteada en el suelo de la planta número 19 del edificio más alto de una de las calles que traspasa horizontalmente la Quinta Avenida de Nueva York.

“No hay duda alguna. Es de ella.”

martes, 2 de febrero de 2010

Pellizcame

La ciudad inmensa ya no huele a muejr, ahora huele a ti, y por eso, he colgado mi blusa a cuadros en el balcón, para llevar tu olor impregnado en mi persona.
Mientras tanto, la noche se transforma en intenso sabor a revolcones pretéritos en una cama estrecha y blanda y el espejo me mira pervertido con el reflejo de tus manos estrechando mi cuerpo al tuyo y exprimiendo mis pechos como dos limones pequeños con el jugo ajustado a sus dimendiones.

Esta vez son tus hábiles abrazos los que se han ido. 'Hasta luego' a tu desnudez y al placer de poder lengüetear tu pezón empiercinado. 'Hasta luego' a los dolores de espalda por la mañana y a los masajes sin condiciones. 'Hasta luego' al hecho de poder saciarme de ti.

Primero los osos, y ahora tú. Quizás, con un poco de suerte, volváis alguna vez los tres para embadurnarme en la ducha y lijarme los hombros con mi esponja.
Voy a echarte de menos, si es que eso no lo hago ya.

Por cierto, ¿dónde está mi uña roja?