lunes, 29 de febrero de 2016

El parche

 (sueño)


Éramos piratas.
Los barriles de madera,
uno en cada esquina del barco,
llenos de agua verdosa.

Los otros piratas jugaban a las cartas,
pero no llevaban parche,
ni sombrero,
ni pañuelo,
ni loro.

Yo estaba triste
porque te tenías que marchar.
Cuando llegó el momento,
zarpaste en un barco.
Los barriles rodaban por la proa.

Yo me quedé con los demás piratas,
jugando a las cartas,
y me puse parche,
sombrero,
pañuelo
y loro.

sábado, 27 de febrero de 2016

La derrota

La derrota es la excusa
que uno se pone
para quedarse estático,
para no rodar,
como maletas modernas,
por los pasillos,
los escombors,
los días de gravedad.

Entre tanto desgaire
yo bailo.
Si me paro
me ahogo.
Me fatiga la inmovilidad
que la derrota produce al cuerpo.

Quien quiera unirse a mi paso
-un dos tres, un dos tres y vuelta-
que me tome de la mano
y gire conmigo,
pero que no pare la danza,
porque mi propósito es bailar
entera y eternamente.

domingo, 21 de febrero de 2016

Los que se quedan #3

Los que se quedan,
sin quererlo,
son siempre los que esperan 
a que pase algo que los despierte
de esa sensación constante de fracaso.
Sueñan con palmeras 
y rótulos de fama,
aguardando el pasaje
que los lleve al cambio. 

Los que se quedan
son los que dicen adiós
con la mano caída 
y la boca pequeña,
pronunciando siempre 
su triste sonrisa. 

Caminan curvos por el mundo,
con el eco de la derrota
en la mente.

Fantasean, 
los que se quedan, 
con reencuentros románticos
y zapatillas Nike. 
Hacen y deshacen equipajes 
y envidian cualquier sensación
que no hayan experimentado.
Los que se quedan 
son los grises,
los que intentan contener
el impulso de la esperanza,
la convicción de que algún día
se convertirán en los que se van.

viernes, 19 de febrero de 2016

Estoy



Aleteo en el sofá
-complejo de ave el mío-
pero la pierna nunca llega a levantar vuelo

Mi piel se queda pegada
en los relieves de la manta roja de Ikea,
y recojo migas de semanas
con las nalgas.

Intento camuflarme en el desorden,
ya formo parte de él.
De la brizna quebrantable del bombeo.
Del caos intangible del vivir.

De repente,
recuerdo mi existencia.

Me palpo,
me examino,
me siento.

Porque estoy
y, con permiso de Kahlo,
soy puta, amor, escombro, luz.
Soy orgullo y resignación,
soy lo que ahora mismo me marca el cuerpo,
que lo conozco bien:

tengo piernas largas
nariz puntiaguda
grasa en la barriga
un coño moreno

Me levanto del sofá con impulso
y no me importa arrastrar conmigo las migas.

Tengo tiempo de sacudirme
mientras camino el mundo entero.