jueves, 2 de noviembre de 2017

Interiorismo

Me levanto dispuesta a comprar una planta. Una que llene el cuarto de vida, perfecta para mis noches solitarias, y que me acompañe en la locura, cuando pienso que debería ser como todas esas chicas que muestran en las películas, con vidas perfectas, camas perfectas, plantas perfectas. La mía será -pienso- como ella quiera, y la cuidaré regándola, poniéndole música, sacándola al balcón los días templados y cantándole a sus flores, que me arroparán al dormir.