lunes, 7 de abril de 2008

LAS MIL Y UNA NOCHES

Las mil y una noches estuvieron hechas para mí: una para pensar en ti, y mil para olvidarte.
Esta en concreto completa las mil y una, así es que por fin, mañana me libraré de las cadenas que yo misma me ato a tu persona; y las siguientes noches, Dios sabe lo que haré. Locuras, supongo.
Pero querido, (y para mañana ni si quiera una pizca) hoy me toca escribir sobre ti; sobre cómo, noche tras noche, (mil y una en concreto) te colabas en mi mente y me impedías pensar en cualquier otra cosa. Porque era éste mi destino, que quizás yo solita me forjé; porque van mil, y con ésta mil y una; y porque quizás me equivoque y sume las mil y dos.
Odio todo esto, pero los momentos frustrantes debajo de las sábanas, llorando todo un río, pasarán a la historia jamás contada. También te odio a ti, y sabes que no soporto idealizarte, por eso de vez en cuando una oleada de miradas odiosas contra ti te acechan cada vez que te veo pasar; pero debo admitir que no es el odio lo contrario al amor; sino la indiferencia… odiar a alguien es darle demasiada importancia, así es que podríamos decir que todavía me importas lo suficiente como para odiarte;. Pero cada vez se acerca más la cuenta a atrás; cada vez queda menos para olvidarte, cada vez queda menos para rellenar estas páginas en blanco con mis pésimas y frustrantes palabras, y cada vez queda menos para que luego yo las lea con más detenimiento y comprobar que ya no me acuerdo en qué podría haber estado pensando antes. En ti, quizás. Y decirme que para mí tú ya no eres nada, (y hacer como que me lo creo), y comprobar que yo para ti no soy nadie (y dibujar la tristeza en mi mente porque además de creérmelo, es totalmente cierto).
Porque sólo quedan veintiocho segundos para acordarme de tus cabellos brillantes, y ahora veintisiete para acordarme de qué maneras de superioridad, te lo tocabas y desmelenabas. Porque ya no seré la que finja una sonrisa falsa e idiota cada vez que te vea, porque cuando pases ya no sabré quién eres.
Diecinueve segundos que marca la aguja del reloj, y en cada “tic-tac” me imagino el pestañear de tus ojos, y cómo los míos, desorbitados, te contemplan.
Ahora sólo seis para acercarme más al olvido, a tu olvido, a no volver a saber de ti.
Tres, dos, uno… ¡TIEMPO!

… ¿Qué os estaba contando?
Laura Martínez

12 comentarios:

Matías Irarrázabal dijo...

linda historia ya en su momento comente que me encantaba y era una puerta abierta al momento en que te pones a crear...momento de inspiración que llega sin avisar..sin tocar a la puerta ya que esta abierta...tu mente se abre a nuevas experiencias para poder crear nuevas situaciones para deleitarnos a todos

es tu don...disfrutalo y compartelo

saludos cordiales

fm dijo...

hacía mucho que no pasaba por aquí, espero que estés bien, de salud y de todo


besos

Abril dijo...

Me ha recordado la canción de Sabina, 19 días y 500 noches.

muacks

Franco Mar dijo...

Está muy bueno, el texto, pero más todavía ese reloj mágico que utilizaste para olvidar...

...lo necesitaría solo un momento 28 segundos =P...

muy bueno che suert! aguante lost, yo tambien estoy perdido en eso.

 kotto dijo...

que ganas de poder olvidar así... en un dos por tres... pero creo que por lo general es "un poco más dificl"

besos

belen dijo...

muy bueno, como siempre. saludos. Belén

Tawaki dijo...

Vaya ritmo tan bueno que has conseguido imprimirle. Todo el tiempo que gastes en odiar son minutos que no dedicas a nada útil, así que me parece perfecto que hays decidido olvidar.

Besos.

Anónimo dijo...

muchas gracias por tu comentario.
Puede ser imaginación...quizás, quizás, quizás....imaginación o no, no interesa. Imaginación o realidad, igualmente es algo que aconteció. Un instante, una mínima vibración de encuentros, y ya todo deja el espacio a la duda....
Muchas gracias por tu visita.
C.

Sombras en el corazón dijo...

Ojala pudiese concienciarse así uno en la vida real; nos ahorraríamos muchos disgustos.
Pasar el tiempo de cuarentena y listo.

Esta muy original.

Un abrazo

Alberto López Cordero dijo...

Yo con el paso del tiempo dejé de sentir también lo que es el odio. La verdad, no sé que es peor si el odio o la indiferencia y el desprecio, algo que afloró en mí al dejar de sentir odio. Aunque claro está, la indiferencia y el desprecio tal vez lo haya sentido hacia muy pocas personas en esta vida. Ójala no hubiera sido ninguna.
Un texto excelente. Te doy mi mas sincera enhorabuena y me quito el sombrero.

Mefistófeles dijo...

Creo que lo había leído en la asociación (espero que no me equivoque)...
Y recuerdo también que me había gustado mucho el texto, su estructura, su elocuencia.
Repito lo mismo.

Saludos y Abrazos!.

pd: es verdad, el silencio es necesario

Unknown dijo...

Ya lo había leído y te había dicho que me agrado mucho, no hace click con lo que me pasa, pero se que algún día lo va a hacer.

Excelente post, Saludos.