domingo, 13 de abril de 2008

El misterio del bosque.

La niebla que el camino contenía, impedía que pudiera ver más allá. Intenté cruzarlo y seguir caminando, pero temía a tropezarme con algo que no quería junto a mí. El sendero era estrecho, pero largo. Yo caminaba cautelosa y entrecerraba los ojos constantemente porque el frío me azotaba la cara, y la espesura de la niebla me invadía. Ni si quiera me permitía ver mi mano, por no ver, no veía nada; tan sólo el blanco del paisaje; que era todo lo que había alrededor. Me senté confusa y asustada en medio del camino porque el miedo y la niebla me impedían avanzar, y me quedé atascada de pie sin saber que hacer.
Fue una tarde horrenda; todavía recuerdo cómo mis piernas temblaban al son de los pájaros que yo me imaginaba, ya que hasta la fauna había salido corriendo años atrás, cuando el bosque se hubo vuelto tenebroso. Estaba vacía,
parecía no tener vida, incluso dudaba de si yo había muerto ya.
Apagada y con la llama de la vida a punto de extinguirse, una fuerza mayor s apoderó de mí. No recuerdo que fue ni cómo sucedió, pero por algún milagro, la niebla del camino se fue desvaneciendo poco a poco. “Menos mal” pensé “Ya ha pasado todo…” Pero por desgracia para mí, no acababa de empezar.

La tarde se había consumido cuando me volví a levantar del suelo; y sin darme cuenta, el espeso negro de la noche me envolvía. A pesar de que ésta no vino acompañada de Luna siquiera, ni estrellas, una luz misteriosa proyectaba las sobras espeluznantes de los árboles secos y sin hojas. Me perseguían allá a donde yo fuese mientras yo caminaba rápido para esquivarlas; pero sin éxito, me vi atrapada en su inacabable persecución. Por más que corría, nunca divisaba la frontera de aquel bosque, parecía infinito… Fue entonces cuando, en medio de aquella oscura noche, una silueta abstracta se opuso en mi camino. Difusa allá a lo lejos, sabía que me contemplaba y me miraba. La sensación nerviosa de saber que me vigilaba me asustó aún más. Como me acordé un poco de mi locura, decidí que aquello no era real y seguí caminando. Me acercaba más y más a la figura, y cada vez veía más su siniestra cara. Ambigua. Aquella era la palabra que la describía. Yo sentí su mirada compadeciéndose de mí, supongo que sentía lástima. Me miraba como diciendo: “pobre niña, que perdida está… si hubiera alguna idea de dónde se encuentra…” Y desapareció.

De aquello hace ya mucho tiempo, y aquí sigo: atrapada en el frío bosque del misterio.
Por las mañanas sigo sin poder ver, y por las noches los árboles siguen proyectando sus mismas sombras; aunque ya no les temo. Por eso, decidí dormir de día y funcionar en la noche. Sé que la figura que vi me persigue, la he contemplado muchas veces más por el sendero, se cruza conmigo. También sé que es mi ángel protector, que se apiada de mí y me protege de los peligros que se ocultan bajo este intenso terreno de árboles.
Yo sigo caminando, y camino, y camino. Sé que mi andar será infinito, porque el sendero es infinito. Ya no tengo miedo de la noche, ni si quiera de la niebla; ahora temo a encontrarme algún día el fin de mi viaje.

Laura Martínez.

7 comentarios:

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Bien, como siempre. GENIA, a ver cuando te ficha alguna editorial y te nos haces aquí una Espido Freire.

Un beso

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Hola Laura. Los sonetos de ayer y de hoy en mi Blog son míos, sí. Me ha gustado mucho mucho este post... Cada día escribes mejor. Y ya sabes que te leo siempre y dos veces.

Un abrazo,

Francisco

Anónimo dijo...

Interesante. Prometo visitarte más a menudo para ver tus progresos.

He visto cosas interesantes en este relato.

Un fuerte abrazo desde el Otro Lado.

Sombras en el corazón dijo...

Es mejor mantener el misterio y no mirar más allá; mientras la situación no provoque demasiada ansiedad.

Intrigante.

Un abrazo

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Espero como agua de mayo tu 3er capítulo. Pero si me pones por el mail una dirección postal, te envío los otros 2 corregidos a boli y con sugerencias. Recuerda mi vocación docente... Jeje. Un abrazo, Francisco

Iria dijo...

Hola, se que no me conoces, pero he llegado a este blog de casualidad y no he podido evitar leer esto.
Es precioso, me encanta como escribes, sabes expresar muy bien los sentimientos y es como si el lector lo estuviese viviendo. Me ha gustado muchisimo.
Yo en mi blog tambien estoy haciendo una historia, pero no soy tan buena como tu.
´Me gustarias que me dieras tu opinión.

Iria

Mafe López dijo...

Hola laura me encanta tu escrito, bastante interesante y acogedor. Me presento mi nombre es Maria Fernanda, y soy estudiante de produccion de campo para cine y television, en el sena, ubicado en colombia, medellin. Quiero y ansio hacer tu historia en un filminuto, la manera de hacerlo, me lo imagino de muchas maneras, quiesiera comunicarme contigo, por este medio, y una vez terminado mi filminuto mandartelo, y luego que tu me des tu punto de vista.
muchas gracias
un saludo, sigue con ese talento chica. bye