Aquel niño era yo. El que viste hacía días en la puerta de la primitiva pidiendo algo de limosna, aquel del cual ni si quiera te percataste. ¿No te daban pena mis manitas preparadas para recibir un par de monedas y propinas? Pero, soezmente, elevaste tu mirada por encima de tu grueso hombro y entraste a jugar a la quiniela, tentaste a la suerte. Aquel niño era yo: mísero, famélico y moribundo, aquel quien vio un pequeño papel deslizarse de tu bolso de señora estirada, el mismo papel que llevaba premio, y ahora soy yo quien te mira desde más altura.
¡Por tacaña! Laura Martínez
¡Por tacaña! Laura Martínez
9 comentarios:
¿la fortuna sonrió al que lo necesitaba?
muacks
la fortuna nunca me sonríe
:(
Donde las dan, las toman.
JE, JE, JE
Me encantan las historias con final feliz. Tienes mucha imaginación y seguro que puedes sacarle partido. ¿Has pensado estudiar periodismo o algo asi?
Deberías dedicarte a escribir...
Interesante.
Por otro lado si aceptas un par de consejos, siempre desde la mayor humildad, decirte que quizás sobre el ¡Por tacaña!... después de todo va implícito en la propia moraleja del giro final del relato.
Por lo demás muy bueno, tal vez debieras evitar escribir "aquel quien vio" y poner un "aquel que vio" o "quien vio" simplemente. ¿No crees?
Sigo percibiendo cosas muy buenas en lo que haces. Ánimo.
Un fuerte abrazo desde el Otro Lado.
sii me gustan este tipo de críticas.... !!!
Nunca se sabe, la vida es una rueda!
jajajaj bien hecho, en la vida todo se devuelve, que buen post, un beso!
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