Aquel niño era yo. Aquel que miraba con ímpetu y grosería; aquel mismo que te arrebató tu otro niño; aquel a quien le arrebataron su felicidad.
Ese soy yo; el que día a día escribe sus añoranzas y las ganas de vengarse otra vez, porque aunque ya te maté, todavía sigo insatisfecho.
Conozco mi destino: acabaré tirándome por un puente. Igual que hiciste con el cuerpo de mi hermana.Escribo mis últimas palabras sentado en el borde de la muerte. Dentro de unos segundos sólo seré un cuerpo que se precipitaba a la inmortalidad, tras haber sido asesinado por su propia insensatez
Laura Martínez.
7 comentarios:
Me gusta mucho.
Es que contrario a lo que mucha gente piensa, la gente se muere varias veces; a veces se le muere el alma o el corazón y es tanto o más trágico que cuando se muere el cuerpo.
Saludos y esas cosas.
Espero q solo sea el cuerpo!
muacks
Preciso, interesante el cambio de punto de vista.
Un cambio de perspectiva y de género ¡interesante!
Besos multicolores
Escribe más.................
Hay a otros que los mata su insensatez, y no quiera referirme a nadie que ha hecho cierto trasvase...jaja.
Un beso
Que buen post... tiene algo de todos... creo yo! saludos Lau!
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