miércoles, 9 de julio de 2008

La Orden Secreta (parte 3)

(...)_ Es un riesgo que debo correr_ admitió Nims.
Su amigo suspiró.
_ Pero son tantos los riesgos. A veces me pregunto si de verdad vale la pena.
_ No lo sé, Ruhan, el futuro no está en mis manos.
_ Entonces, cuanto antes te pongas a meditar, mejor.
Nims sonrió.
_ Gracias_ le agradeció mientras le besaba en la mejilla._ Te prometo que los encontraré. No os defraudaré...
_ Lo sé...
La muchacha se apartó de aquel tenue silencio, para internarse en el silencio total. Meditar era fácil, lo que le preocupaba era saber si serviría de algo. Muy pocas veces tenía visiones y cuando, aquella noche se despertó sobresaltada por el sueño, supo inmediatamente que en su poder estaba encontrarlos.
Su melena vivaz se removía con el viento nocturno mientras caminaba hacia el castillo.
-¿Quién va?- preguntó el guardia.
-El camino a la paz está por llegar.
Al oír aquella frase era automático abrir las puertas y compuertas que protegían la entrada del castillo.
-Que descanséis, señora.
Nims detestaba que la gente la tratase con superioridad, por ello ignoró el comentario del funcionario y se dirigió aprisa a su habitación. Cruzó el patio interior, Subió las gigantes escaleras de caracol que había y torció hacia el pasillo de la derecha.
De un portazo cerró la puerta tras sí y apoyó su espalda en ella, a la vez que su respiración aumentaba en intensidad.
El miedo le corría por todo el cuerpo, y la sensación de estar fallando justo en el momento necesario le hacía estremecer. Siendo sincera con ella misma, temía a la muerte, aún sabiendo que ésta no podría llegar nunca, por lo menos no a ella. La idea de que estallara una guerra mundial yacía medio viva desde hacía muchos siglos atrás. Tarde o temprano la sangre brotaría, correría y se derramaría por los suelos arenosos del campo de batalla.


Ruhan, aquel joven de melena despeinada, andaba a paso ligero hasta el Refugio, donde dijo Norf que se encontraría. Nadie más que ellos sabían de su existencia.
Recorrió los pasillos principales del castillo con una antorcha en la mano ya que la oscuridad le impedía ver, hasta encontrarse una puerta de madera muy estrecha. Se quedó enfrente de ella mirándola. Sus amigos podrían haberla abierto con un gesto de manos y algún hechizo, pero el carecía de aquellos dones, así que no tuvo más remedio que abrirla con la llave que sacó de su bolsillo. La puerta se abrió chirriando, y unas escaleras estrechas, mugrientas y que conducían hasta otra habitación subterránea, aparecieron. Antes de bajarlas, Ruhan se aseguró que nadie lo seguía, y mirando a su derecha e izquierda, se adentró y cerró la puerta tras sí.
Las grandes telarañas en las esquinas de las paredes y el abundante polvo de las escaleras se podía observas a medida que el muchacho avanzaba con la antorcha. Una vez abajo del todo se hallaba un pequeño pasillo que conducía hasta otra puerta, aún más pequeña todavía. De su bolsillo sacó otra llave y volvió a abrirla. Ya se encontraba en el Refugio.
_ ¿Qué quieres? – dijo Norf sin mirar siquiera cuando sintió que el joven muchacho abrió la puerta del pasadizo. Éste estaba apoyado en la mesa de la habitación observando un mapa con los distintos campos de batalla.
-Ya veo que tu conducta sigue siendo adusta, amigo. Sólo quería ayudar.(...)
Laura Martínez.

3 comentarios:

Perséfone dijo...

La cosa gana expectación con cada capitulo. No tardes mucho en ponernos la siguiente, por fa xD

Un besote.

Deva dijo...

:)

Laura dijo...

:S