Paulatinamente, y como si de fragilidad se tratase, abrió la nota anónima que el camarero del casino le entregó junto con su San Francisco. Llegaba la noche de gala con el capitán y aunque todavía era algo temprano, la gente ya se había vestido con sus mejores ropas. Ella llevaba un vestido verde oliva que, comparado con todos los demás, era demasiado simple.
Estaba sentada con una amiga que había conocido en el mismo crucero. Se llamaba Cathy.
-¿Qué crees que será?- le preguntó
Y Juliane se encogió de hombros.
-Vamos, ábrela.
Cuando lo tuvo abierto en sus manos, el trozo de papel doblado no llevaba escrito más que un halago hacia la muchacha.
“You are the woman more beautifull of this ship”
Era todo un detalle por su parte, pero sin duda, su anónimo no tenía ni idea de inglés.
-¿De quién es?- le preguntó Jualiane al camarero cuando se lo volvió a cruzar.
-No tengo el permiso para decirlo.- sonrió- ¿Otro San Francisco?
Sin darse cuenta, ya llevaba tres en menos de quince minutos. Si seguía así, el vaivén de las olas que balanceaba el barco haría que pronto le subiese a la cabeza.
Estaba sentada con una amiga que había conocido en el mismo crucero. Se llamaba Cathy.
-¿Qué crees que será?- le preguntó
Y Juliane se encogió de hombros.
-Vamos, ábrela.
Cuando lo tuvo abierto en sus manos, el trozo de papel doblado no llevaba escrito más que un halago hacia la muchacha.
“You are the woman more beautifull of this ship”
Era todo un detalle por su parte, pero sin duda, su anónimo no tenía ni idea de inglés.
-¿De quién es?- le preguntó Jualiane al camarero cuando se lo volvió a cruzar.
-No tengo el permiso para decirlo.- sonrió- ¿Otro San Francisco?
Sin darse cuenta, ya llevaba tres en menos de quince minutos. Si seguía así, el vaivén de las olas que balanceaba el barco haría que pronto le subiese a la cabeza.
Laura Martínez
8 comentarios:
Me gustaría que fuese del camarero que ojalá fuese una luz distinta ahi donde el mar se aburre de tantos comensales que hablan tanto y dicen nada. Que se bajen en una isla de hielo, que amen el hielo, y que mueran en la palma de un dios autista y cariñoso.
Serían mis deseos para las letras.
No me digas que has estado en un crucero de jubiletas y que eres tú la que has recibido ese mensaje.
Un placer volver a saber ti y un beso!!!!
Hombre, lo de jubiletas lo pensaba yo también. Pero tuve la suerte de que era un barcocon mucha gente joven a bordo, incluso más que personas mayores :-)
cual es el camino al paraiso? mmmm, yo creo que tomo el otro...
que de intrigado con ese anónimo...
Ponme un sanfrancisco, anda. Que voy a seguir aquí, de mirón de la historia.
Besos
un beso lau.. espero estes bien
Cosas de idiomas... pero cómo sabemos hacernos entender, de una forma o de otra, lo logramos siempre.
Muy lindos cuentos, saludos!
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