jueves, 14 de octubre de 2010
¡Ñam, ñam!
Temblaban sus piernas al pensar lo que le iba a hacer cuando estuviese a su lado.
La lentitud de los días parecía ralentizar el movimiento de su torpe cuerpo cuando intentaba pasearse de una punta de la ciudad a otra y que, tembloroso, no hacía más que chocarse con el resto de ciudadanos.
“¡Niña, mira por dónde andas!” vociferaban todos exasperados.
Y así, sus horas, ajenas a todo lo de alrededor, se le antojaban irritables. Tan insufrible era el anti-desfogue que, durante un buen rato estuvo buscando métodos infalibles para poder pensar en otra cosa que no fueran sus aéreos lengüetazos.
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3 comentarios:
Dios mío quién es ese hombre????
Ajajaaá, así que esa es la habilidad del maromo en cuestión... :D
Besos.
Creo que para otra vez, aprenderse la lista de los reyes Godos o empezar a leer el listín telefónico desde la A, baja bastante la tensión. Hasta puede trocarse en cabreo :0)
Un abrazo, guapa
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