jueves, 27 de marzo de 2008

Sin ti...

Si no hubiera palabras para dedicarte, tal vez ya no podría escribirte esta carta. Pues tengo tanto que contarte, tanto que decirte... es todo interminable.
Te añoro, como añora el cielo al Sol, como el piano a sus notas, como las palabras a su papel, como el mar a sus olas; te añoro, como añora un ser a su alma.
Y miro tras la ventana, y veo el reflejo de un espectro al que no se puede ver pero sí sentir... te veo a ti. Entonces esa mirada, que intuyo en el corazón, me invade con una pequeña y cálida sonrisa, y sus ojos serenos y llenos de coraje, me miran, aunque esta vez con cobardía, temiendo a algo que no puedo alcanzar a saber lo que es.
El paisaje curvilíneo y lleno de olas causadas por la brisa y el mar, llenan el vacío que me deja tu ausencia, llevándome a la vez junto a ti, en mi mente. Y te siento aquí cerca, conmigo, pero a la vez un ligero viento viene y me azota la cara con brutalidad y es ahí cuando sé que no estás a mi lado.
También la brisa deja de soplar y las olas no funcionan, te pierdo de nuevo una segunda vez.
Vuelve. Junto a ti puedo volar, correr, gritar.... si tú no estás, mi voz se vuelve muda. Mis alas se rompen y ya no tengo piernas para poder salir corriendo.

Sin ti, los ángeles lloran, y las calles se empapan con sus lágrimas. Los cristales se humedecen, y los niños ya no suelen salir al parque, porque todo está mojado.
Sin ti ya no hay mar que valga alguno. Ni el fuego apaga al frío, ni el gélido aire al calor.
Sin ti el cielo se cubre con un manto grisáceo, impidiendo el paso del sol, entonces las plantas dejan de crecer y el oxígenos muere, matándonos a nosotros también. Si tú no estás ya no hay vida, y mi corazón se para, se congela, para poder latir cuando estés junto a su lado.


Laura Martínez. (2005)

4 comentarios:

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Qué bonito escribes...

Abril dijo...

sin él las palabras en tus dedos siguen siendo preciosas

;)

Electric Feel dijo...

Hermozo escrito, como siempre
saludos
:)

Unknown dijo...

Sin aquella persona que nos ilumina el día todo lo que hacemos parece perder sentido.

Buen post.

Saludos.