domingo, 30 de marzo de 2008

QUISIERA OLVIDAR [parte dos]

Por un segundo, la montaña tuvo más votos. Sin pensarlo más de dos veces, hice mi maleta para dirigirme hacia una pequeñita casa rural y emprender así mi viaje hacia el olvido (por milésima vez consecutiva).
Así que aquí estoy, en una montaña algo perdida en los confines del mundo. Ahora mismo me hallo sentada en el porche de una casita rural. Hay una pequeña mesa de madera enfrente mía donde dejo la botella de agua por si me entra sed, un diminuto parque para los niños, el cual quizás use algo más tarde, al lado; y un gran ventanal atrás, para así, dentro de la casa, poder divisar junto al fuego de la chimenea el precioso panorama.
Justo en la primera colina de enfrente, diviso un río, y siento sus aguas ligeramente fluir. No puedo recordar nada, (y mira que me empeño), mis sentidos parecen estar puestos todos sobre mi y sobre el pequeño río, al cual he llamado “olvido”; pues ha sido la primera cosa que ha conseguido que deje de pensar por un instante en ti.
El verde de la montaña me da que pensar. “Verde que te quiero verde”; verde como el color de la esperanza. De repente, un pequeño perro llamado Sebastián, (Sebas para los amigos), me ladra cariñosamente para que juegue con él. No me rechaza como tú lo hiciste, cosa que no sé ni siquiera si te acuerdas.
Me levanto porque ya no me apetece estar sentada y me acerco hasta el almendro aquel que viste de rosa porque acaba de florecer. Sé que es otra señal más, que el rosa va a envolver mi vida y ésta va a volver a florecer.
Entonces cojo una flor y coloco el tallo entre mi oreja izquierda, y así puedo verme algo más guapa de lo que soy.
El sol no brilla; pero eso no significa nada: el cielo nublado es ahora mi amigo, junto a la brisa de la montaña, porque me acaricia el rostro con tacto y me susurra con un código que no conozco pero sí lo logro entender, diciéndome que no tengo de qué preocuparme.
Y así, estoy toda la tarde caminando por un sendero que descubrí, allá entre los matorrales: mi sendero hacia la nueva vida que voy a tener, y no porque ésta cambie, sino porque mi mente se está renovando. Lo que me alegra, es que no he alcanzado a olvidarte, y aún así puedo vivir con tu recuerdo.
Pero vuelvo antes de que anochezca, pues debo tener cuidado por si al final me perdiera en la oscuridad y no supiese el camino de vuelta. Cuando regreso a la pequeña casita, me acuesto en el sofá y enciendo el televisor. Por primera vez, no has sido tú la primera imagen en mi mente.
Sí, lo he conseguido. Ya ni siquiera tu recuerdo me atormenta como lo hacía unos días atrás. Ahora sólo me hace falta regresar a la ciudad y comprobar que ha sido efectivo. ¿Probamos?

Laura Martínez.

8 comentarios:

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Digna forma de olvidar. Muy buen relato como siempre.

Un beso

Jaime Daniel dijo...

Me pareció un relato tierno con un lindo toque de candidez. De verdad me enterneció!!! sobretodo aquella parte en donde aparece el perro Sebastián (a mi madre le regalé un perro y le dije que le pusiera Seastián pero no le gustó)

Si ella logra olvidar junto a la montaña y entender los susurros del viento a mi me pasa algo parecido cuando estoy junto al mar.

Espero no hayas podido conseguir olvidar al innombrable para que puedas escribir una tercera parte.

Y espero leerla... pues ahora me ausento por un tiempo largo pero te seguiré visitando cada vez que pueda.

Sigue escribiendo asi!!!

Adioz guapa!!!

Un abrazo!!! ;)

Mefistófeles dijo...

De manera simple, pero nostálgica un olvido necesario.
Buen texto.

Saludos y Abrazos!

fm dijo...

hola lau, muchas gracias por pasarte, últimamente no he tenido mucho tiempo de pasar por aquí, espero tenerlo pronto y leer lo que has escrito recientemente.

besos

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Te sales de lo bien que escribes... ¿Tienes mucho escrito? Me gustaría leer despacio cosas que hayas escrito. Mándamelas por e-mail. ¿Te parece? Recuerda que soy profe de creación literaria.

Abril dijo...

pasando del "intento olvidar" al "tengo recuerdos", ya sabes: la montaña te va bien.

Escribe que ha pasado en la ciudad, jeje

muacks

Feliciti dijo...

Me parece impresionante que con 16 años escribas de la manera en que lo haces,felicidades!

Alberto López Cordero dijo...

Muchas gracias por tu visita Laura. H e estado echando una breve ojeada a tu pequeño espacio de evasión, como yo les llamo, y la verdad es que me ha parecido todo un excelente lugar por descubrir en todas y cada una de esas historias. Ahora por falta de tiempo y por asuntos familiares me es imposible profundizar más en esos relatos, pero ten por seguro que dentro de unos días tendrás otro asiduo lector.

Un saludo y mucha fuerza para continuar con el arte de escribir.