En mi mundo, el cielo no tiene límites.
El margen de los sueños no existe,
el borde de la locura se confunde
con el espeso mar abierto.
Las fronteras,
entre nuevos países
a los que acabo de dar historia y nombre,
no tienen control ni aduana.
Las sombras y las luces se abrazan
y se funden proyectando películas
en blanco, negro y gris.
La noche y el día crean metáforas
crepusculares, y epítetos de lunas plateadas.
Cráteres de soledad,
volcanes rebosando pasión, que,
luego más tarde,
la desbordan por aldeas perdidas
y ubicadas allá en la agitante marea
de guerra y paz.
En mi mundo, el cielo no tiene límites.
Las nubes son dulce algodón de azúcar;
De los árboles cuelgan manzanas de caramelo,
y sobre pétalos de lirios,
cristales de azúcar
se ven por la mañana.
En el cauce del río, corren los recuerdos
de los que nos queremos desprender
y desembocan en algún lugar,
y desembocan en el infinito,
y nunca desembocan.
No, en mi mundo, el cielo no tiene límites,
Sólo mortalidad.
Escombros atrapados entre escombros,
Carnes al rojo vivo
y niñas en columpios que vienen y van.
Aquí,
tus cabellos son finos hilos de oro;
tus ojos, dos mundos paralelos al mío;
tu sonrisa, una pequeña dosis de esperanza,
y tu cuerpo, mente y alma, prisioneros
en la infinidad de mi cielo
El margen de los sueños no existe,
el borde de la locura se confunde
con el espeso mar abierto.
Las fronteras,
entre nuevos países
a los que acabo de dar historia y nombre,
no tienen control ni aduana.
Las sombras y las luces se abrazan
y se funden proyectando películas
en blanco, negro y gris.
La noche y el día crean metáforas
crepusculares, y epítetos de lunas plateadas.
Cráteres de soledad,
volcanes rebosando pasión, que,
luego más tarde,
la desbordan por aldeas perdidas
y ubicadas allá en la agitante marea
de guerra y paz.
En mi mundo, el cielo no tiene límites.
Las nubes son dulce algodón de azúcar;
De los árboles cuelgan manzanas de caramelo,
y sobre pétalos de lirios,
cristales de azúcar
se ven por la mañana.
En el cauce del río, corren los recuerdos
de los que nos queremos desprender
y desembocan en algún lugar,
y desembocan en el infinito,
y nunca desembocan.
No, en mi mundo, el cielo no tiene límites,
Sólo mortalidad.
Escombros atrapados entre escombros,
Carnes al rojo vivo
y niñas en columpios que vienen y van.
Aquí,
tus cabellos son finos hilos de oro;
tus ojos, dos mundos paralelos al mío;
tu sonrisa, una pequeña dosis de esperanza,
y tu cuerpo, mente y alma, prisioneros
en la infinidad de mi cielo
6 comentarios:
Lo primero que quiero resaltar es que en un mundo, como éste de los blogs, donde la mayor parte de las veces se confunde poesía con ideas inconexas de difícil y dudoso significado incluso para su autor...
... en este mundo se agradece que, de vez en cuando, surja un poema como el tuyo que rebosa significado y resulta agradable de leer.
Un fuerte abrazo desde el Otro Lado y, espero, que nadie me crucifique por el comentario.
jajaja, ideas inconexas o no, yo las pongo.
Y ojo, yo nunca he calificado a esto como poesía :-)
;-)
Saludos
Estoy de acuerdo con Borja F. Caamaño. La poesía puede ser muy sugerente, pero cuando es mala, leerla es lo más aburrido y frustrante. Me gustan tus relatos mucho, y tu poesía no le va a la zaga. Además, como ya he dicho mil veces, a no ser que tenga mucho tiempo libre, en cuanto veo un relato largo ya no lo leo.
Un saludo.
Es bueno tener un propio mundo, así al menos sabes lo que hay que hacer...
Besicos
P.D Jamás pienses que por ser joven no te iba a leer, si tu eres de lo mejor que leo, boba!
Amiga lau...cómo estás pasando estos primeros días de 2009??? escribiendo y de buena manera.
Pregunto: escribes en la hermosa maraña de la imaginación o son sentimientos que brotan desde un interior lleno de ilusiones?
solo por curiosidad pues no cambia tu talento.
unn abrazo
Me encantas, poeta.
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