sábado, 24 de enero de 2009

'Casimir Pulasky Day'

El reverendo Matías sostenía en su mano un pequeño libro abierto. Sus páginas eran muy finas y olían a antigüedad. Él seguía recitando cosas sin sentido en medio del umbral de la multitud- en ese jardín que tanto te gustaba- y ésta escuchaba atenta, con ciertos aires de hipocresía y fingiendo que ahora se arrepentían de todos los malos que te habían deseado o causado.Yo ya no podía escuchar lo que decía. Sus estúpidas creencias de seguir el camino que Dios eligió para nosotros ya no me lo tragaba. No creía en su liturgia. Ya no.Cerré los ojos y recordé el último beso que te di. No pude evitar dibujar una sonrisilla nostálgica. Te echaba de menos. Mucho.Todo había sido peor de lo que imaginé. Aquel dolor que se había atado fuerte en el pecho apenas me dejaba respirar. Pero lucharía. Quería tomar tu ejemplo.La gente curiosa que había asistido a tal angustiosa ceremonia vestida con pamelas y vestidos elegantes negros, me miraban enfadados. Pensaban que no me había afectado nada todo esto, que me daba igual que hubieras desaparecido, pero tu madre me agarró fuerte la mano en señal de consuelo.Seguí pensando en tu sonrisa, que, hasta ahora, era lo único que me mantenía con ganas de seguir respirando.Recordé cómo habías cerrado los ojos mientras sostenías en la mano la gema violeta que te regalé cuando supe de tu cáncer de huesos. No los volviste a abrir. Tu pelo dorado no había perdido su color, a pesar de todo. Ni se apagó el carmín de tus labios, ni el melocotón de tus pómulos… Seguías ahí, como una rosa. Intacta. Pura. Vírgen. Y es que ni siquiera me dio tiempo a tocarte. Una vez sólo te quité la blusa blanca de verano y descubrí tus pechos resguardados en aquel sostén. Pero nada más. Tú te asustaste porque creías que Dios te iba a castigar y volviste a abrochártela con rapidez. Después te pusiste de rodillas, juntaste las manos y, cerrando los ojos, suplicaste perdón.Yo también te lo supliqué, y con otra sonrisa de las tuyas, me perdonaste. Pero estabas asustada de que tu padre se pudiera enterar. Ya no eras una niña, y esa mentalidad tan antigua y cerrada no me gustaba de ti.Tu padre Matías me caía bien, a pesar de que nunca entendí su filosofía. Era joven al fin y al cabo. Sus treinta y nueve años se presentaban llenos de aventuras. Ayudaba en muchas misiones en países donde la gente imploraba ayuda, y yo admiraba aquel esfuerzo. No era como muchos de los curas que habían alrededor y que se dedicaban a predicar estupideces en sus misas, y aunque tu padre también decía muchas en nombre de Dios, su humildad se lo compensaba.Fue aquella mañana cuando todo acabó. Él me llamó a las once. No lloraba, pero se podía notar la angustia atascada y hecha un ovillo de lana en su garganta. Colgué el teléfono y comprendí que ya te habías marchado; a otro lugar. Quizás al paraíso en el que tanto creíais tú y tu padre, quizás al limbo para vagar como una esclava de la muerte, o quizás te habían soterrado en el inframundo por aquella vez que te vi casi desnuda. Fuera cual fuese el destino, no te tocaba estar conmigo, y no lo pude soportar.Por la tarde, tu madre derramaba lágrimas viendo fotografías en blanco y negro de ti cuando eras chiquitita. Tu padre se bloqueó y el resto del día sólo se dedicó a orar por ti. Su dios le había arrebatado a su hermosa hija y creo que nunca lo comprendió. Aún así, respetó la decisión del señoromnipotente. Yo, me refugié en tu habitación y, sigiloso, cogí aquella blusa blanca tuya para oler, tan sólo una segunda vez, el aroma envuelta en ella.Pero dejé de recordar. Cuando me di cuenta, las sillas del jardín estaban todas vacías, y los de negro se habían marchado. Sólo quedaba tu lápida, ya enterrada bajo tierra, y mi alma moribunda, mojada bajo la punzante lluvia que caía del cielo.
No sé qué ha pasado.. que me he hecho un lío... :S

3 comentarios:

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Lo que deberías hacer es escribir más... que me quedo a medio...

Laura dijo...

Lo sé... pero estoy vaga xD

AdR dijo...

Bien...
Me alegro de comprobar que durante este mes largo que ha pasado tu tinta no se ha quedado seca, en absoluto :)

¿Me permites un consejillo?

Divide el texto en párrafos. Se leerá de forma más cómoda :)

Besazos