sábado, 25 de octubre de 2008

STOP!

Yo salía del gimnasio, ya de noche y recién duchada. Mi pelo húmedo y rizado se movía al son del viento, “Genial…” me dije “Vas a llegar a casa como si no te hubieras peinado” Eran ya casi las once cuando me di cuenta: las calles estaban desiertas, y las luces de los edificios apagadas.
Caminaba despacio mirando, cabizbaja, hacia el suelo. Crucé el paso de peatones como de costumbre, con las manos en los bolsillos. Una pequeña sensación de inquietud me invadió por un instante; pero eso siempre me pasaba cuando voy sola por las penumbrosas calles de Los Montesinos. Veía cómo el único bar abierto entre semana a aquellas horas lo cerraban cuando yo pasaba por al lado. En mi cabecilla retumbaba una música siniestra, parecía una banda sonora de una película de miedo; (fruto de mi imaginación, por supuesto) entonces aceleré mi paso porque veía cómo lentamente el miedo se agudizaba en mi interior. Y sentía las llaves dentro de mi mochila sonar al ritmo de mis pasos; y mis pasos haciendo eco en la infinidad de la calle, larga, ancha, con edificios a los laterales (altos, siniestros). Miré, y no sé porqué tuve ese impulso, hacia el balcón más alto de todos. Me estremecí al contemplar los ojos de una niña pequeña mirándome de reojo. “Vamos Irene” decía una voz que provenía de dentro de la casa “Es tarde” y veía cómo la niña se adentraba a su comedor todavía mirándome. Yo aparté la vista… ahora sí que comencé a tener miedo de verdad. Todo lo que veía estaba relacionado a un vínculo de maleficios expuestos sobre mí; nada era bueno y todo era tenebroso. Me volví a parar, pensativa, cuando vi la señal de “stop”, llegué a pensar incluso que aquello era una advertencia de que no prosiguiera con mi andar, que diera media vuelta; pero el miedo a no llegar a casa era más fuerte, y de nuevo aceleré mi paso. Cada vez que cruzaba, veía un “stop” al lado mío, y cada vez que ya lo había cruzado, veía uno nuevo acercándose lentamente hacia mí. Miles de “stops” me parecieron ver. ‘Para, para, para… No prosigas tu camino…’
Parecía una loca histérica que acababa de perder un poco el control de sus propios pensamientos. Pero llegó el último tramo. Bajé las escaleras del parque para cruzarlo y así no tener que dar la vuelta. Mi edificio estaba enfrente, pero me parecía inalcanzable. Todas las luces de los demás balcones estaban encendidas, a excepción de la mía… ¿Otra señal más? ¿Oscuridad gobernando en mi casa? Volví a subir las escaleras del parque cuando lo hube cruzado; era ya la recta final. Por desgracia, vi cómo la vecina desnuda y con los senos al aire bajaba rápido la persiana porque se había percatado de que la estaba observando. Me estremecí… ‘aquello si que fue tenebroso’, pensé.
Las llaves seguían haciendo ruido, pero no por mucho tiempo; las cogí y con ellas abrí la puerta de la entrada. La puerta chirrió, y yo, rápidamente, encendí la luz. Suspiré a la vez que cerraba, sin perder el tiempo, la puerta: ya estaba a salvo… o eso creía. Subí en el ascensor, me pareció más lento que de costumbre. Cuando se abrió la puerta, estaba aferrada a mí misma por lo que me pudiera encontrar en el segundo piso, que era donde vivía. Pero no hubo nada. Lentamente fui abriendo la puerta de mi casa… Cuando la entorné para ver si de verdad dentro me esperaba lo peor, y no contemplé nada, la abrí del todo. De repente vi a alguien pegar un salto del cuarto de aseo hacia el pasillo, (donde yo me encontraba). Yo pegué un bote en el sitio y grité despavorida, hasta que oí el estallido de un ataque de risa. Encendí las luces súbitamente, y pude contemplar que era mi hermano de siete años quien me había asustado… Yo, todavía con el corazón en la garganta del susto atroz, le pregunté “¿Qué haces a estas horas despierto?” “Jolines, Laura… ¿es que uno ahora no puede ir a mear?”
Laura Martínez

8 comentarios:

Galina dijo...

Es que además de escribir bien, sabes enganchar a los lectores en las primeras líneas.
Coge un avión y vente y nos vamos las dos de ligue :)

javicg dijo...

Muy bien escrito. Soy de los que se asustan al ver un post largo y pocas veces los acabo, pero como dice galina enganchas desde el principio.
Saludos!

Laura dijo...

:-) Tomo tu palabra Galina :-)

Y gracias a ambos!

Anónimo dijo...

"jolines" ---> jajaja

esa expresión es típica de las pelis mal dobladas.

me hubiera gustado que en vez de tu hermano, se hubiera tratado de un mutante de ocho brazos sediento de sangre y destrucción

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Los tres! Nos vamos los tres de ligue! xDDDDD. Lau, ¡te quiero en la radio ya!

Un saludo

Carlos Martínez dijo...

te has vuelto tu muy siniestra, no?????? ANDA QUE ME HAN DICHO QUE TE SABÍAS TODAS LAS CANCIONES DE HIGH SCHOOL MUSICAL 3!!!!!!!! xD Nos vemos!!!!!

Belén dijo...

Jolines, Laura, no me metas esos sustos por dios!

Besos

AdR dijo...

Al final eres tú misma. Quiero decir: tú sola te lo montas todo. El miedo es solo una evolución deformada de una historia que no podemos sacar de nuestra mente.

He dicho. Ea.

Besos.