lunes, 20 de octubre de 2008

"Querida Laura del futuro"

Querida “Yo” del futuro:

Hoy por hoy, estamos a casi 16 de octubre del año 2008.
¿Cómo te encuentras? Espero que bien, ya que me influirá tu estado cuando llegue al tiempo en donde estás. Tengo entendido- simplemente por las expectativas que poseo del día de mañana- que vives en un sitio fascinante. ¿Es así? Que trabajas como corresponsal en una revista cultural de cierto renombre, y que te han publicado varios libros. ¿Me equivoco?
Pero qué engreída que soy. Primero tendrás que ganártelo, Laura.
Me gustaría verte, conocerte. Saber quién seré dentro de unos años. Por el momento yo no voy mal. Curso mi segundo año de bachiller en Almoradí. La gente no es del todo lo que yo esperaba, pero hay quienes sí valen la pena. Pocos, a pesar de todo.
Este lunes, ¿O martes? –no me acuerdo- tuve un examen de historia, el primero del curso, y no sé cómo me pudo haber salido. La próxima semana tengo de Geografía, y de economía. He de ponerme las pilas, porque estoy como amuermada.
Pero todo esto tiene poca importancia. El motivo que me incitó a escribirte no fue más que el sentimiento de miedo a olvidar quién fui “yo” una vez. Sé que nunca lo haré. ¿Nunca? “Nunca tú” me dije hace días, ‘y nunca hasta el infinito.’ Esa es tu voz, Laura, del futuro.
¿Seré feliz? … Disculpa mi egoísmo. Lo preguntaré de otra forma: ¿Valdrá la pena ser “Laura”? ¿Quedará marcado algo de mí en alguien? La respuesta sólo la sabes tú. Y ni siquiera eso, ya que te estoy imaginando con unos escasos cuarenta años y quizás no hayas vivido todavía lo suficiente como para saberlo. Cuando entonces llegue a esa edad, te volveré a escribir.
Cuéntame un poco sobre el amor. ¿Lo sentiste ya, existe? Seguramente saldrías mal parada, como en todas las ocasiones que, hasta por el momento, he podido vivir, y que seguramente olvidaste con el paso del tiempo porque, comparado con las que tienes tú, serán insignificantes, (todo esto lo supongo)
Quería pedirte que no me olvidases. Que no olvidases lo que un día fuiste (ciertamente lo que soy ahora mismo). Tu primer verano de ‘indepe’ en Carolina del Norte, o la pared de tu habitación pintada de un lila claro junto con unos círculos pequeñitos de un tono más oscuro que un día tú y tu padre os dedicasteis a dibujar, la manía que tenías d cerrar la puerta de tu habitación, o la de dejar tirada por ahí los zapatos, o la esencia a coco que emanaba tu piel porque te ponías loción tropical. Recuerda que tenías un móvil no-de-última-generación, y que no te importaba. -¡Ojo!no quiero decir que por ello sea especial, por si lo habías pensado-. A pesar de que los móviles te importaban poco, lo hacían muchos otros aspectos. Te importaba causar buena impresión a la gente, y tu apariencia. Vivías apenada (quizás ahora, futuro, también lo hagas, ya que creo que tu cuerpo (nuestro) no va a cambiar) porque te sobraban tal vez un par de quilos según mi (tuyo también) punto de vista, y porque tu cara no resaltaba ante la mirada de otra. La belleza, tu belleza pasada, la tomabas muy en cuenta. Espero que en eso hayas cambiado.
No estoy sola, creo. Tengo unos amigos que me apoyan cuando lo necesito y que me divierten siempre. Son los mejores. Andrea tiene un estudio- llamado el porno estudio de ahora en adelante- donde pasamos todos los fines de semana cantando en el karaoke. Seki es el vidente que te hizo creer en los males de ojo, Belén la que era tan misteriosa, y Cristina, bueno, a ella seguro que la recuerdas sí o sí, ya sabes de lo que te hablo.
Sí, los mejores, te lo vuelvo a repetir.
¿Qué te queda a ti ahora? ¿Los pudiste mantener?
Querida Laura del futuro- o no tan querida. Me pregunto qué harás ahora, si leerás esta carta o si me contestarás. Sé que no, que a pesar de que nada es imposible, cosas como el juego entre el espacio y tiempo lo es. Por lo menos hasta ahora. Por eso sé que tú no existes ahora mismo, pero que estás ahí en mi conciencia cambiante.
En fin, hay tantas cosas que me gustaría preguntarte, que nunca acabaría, pero debo hacerlo, porque ya es 16 de octubre del 2008, y mañana me levanto temprano para ir a estudiar. A primera hora tengo (tuviste) lengua, y la siguiente me gusta mucho, porque hacemos como un club de lectura. Economía es entretenida, y matemática la aborrezco. Geografía: pasable.
Solo piensa que la vida no es tan efímera como dicen, no en nuestra escala de tiempo Tenlo en cuenta

Hasta la depresión de mis cuarenta años:

Tu Laura del pasado. Mi yo de ahora mismo.
Laura Martínez.

8 comentarios:

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Me ha recordado a Regreso al futuro xDDDD

Unknown dijo...

No se quien seras en el futuro pero sé que hoy es tu santo, felicidades Lau

Laura dijo...

Anda, gracias!

Achtur dijo...

Como ya te dije en su día, hay algo que deberías procurar no perder (aunque tengas 40), y es la inocencia.

La mía la dejé por ahí olvidada, aunque a veces sin querer la encuentro (o me ayudan a encontrarla) y no veas lo que me alegro! =)

Besos***

nestor dijo...

Lau:
es apasionante pensar en el futuro, tratar de saber a destiempo quienes y/o como seremos dentro de algunos años....Pero, no te parece que apurarse por el futuro es también como precipitarse a la muerte.
Podrías tu soportar que Laura del futuro te contestara: no llegarás a los 40??????

jajaja por favoe no tengas en cuenta este comentario.

un abrazo...buena semana.

Laura dijo...

coño Néstor, me has deprimido
jajajjajaja

saludos..

Ruthy! no he perdidojamás la inocéncia :-) aquí sigue la Laura que se pinta la cara de pavo real y que insiste a sus amigas para que tmb lo hagan.
A todo esto, hoy miré las fotos una vez más... :-)

Belén dijo...

No soy tu yo del futuro pero si tengo algún año mas que tu... y bueno, seguro que esta Laura a quien escribes estará escribiendo una carta a su vez a la Laura del mas futuro aún...

Y es que algunas dudas sedisipan, otras crecen y otras aparecen...

Besicos

AdR dijo...

Originalidad terapéutica :) Más de una vez me he preguntado muchas cosas, y se las he tenido que dejar a un yo futuro en el que no he querido indagar.

Eres valiente, y eso te hará crecer.

Besos