lunes, 5 de mayo de 2008

Trapecista suicida

-Se lanzará desde el trapecio, ese es el trato- dijo con voz desbastada.- Nada más comience la función, se precipitará hacia el suelo duro.
Yo tragué saliva, asustado. Estaban hablando de mí, de aquello estaba seguro. Sentado en una silla y atado por las muñecas con una cuerda para impedir que me escapase, escuchaba la conversación ajena que tenían mi secuestrador y el dueño de un circo.
-¿Pero eso no será demasiado fuerte para los espectadores?- reconocí la voz del secuestrador.
-¿Aquí quien sabe de espectáculo, tú o yo?- replicó enfadado el dueño del circo.- Mis espectadores son masocas, y les gusta vivir, sentir y ver emociones fuertes. Ahora enséñame a mi trapecista suicida.
Escuché desde la puerta pasos que venían hasta la habitación donde me encontraba, y entraron ambos. El dueño del circo era un famoso domador de fieras. Escaseaba de pelo y estaba algo rechoncho, pero lo que más le tildaba de mafioso, era aquel bigote francés que llevaba. Éste se acercó hasta mí, me examinó con poca delicadeza, tanto, que sus gruesas manos y sus gordos dedos, que parecían salchichas, dejaron marcas incrustadas en mi fina cara.
-Sí, me sirve, está sano. ¿Dónde lo encontraste?- preguntó a mi secuestrador.
Éste pensó antes de contestar.
-Lo llevaba vigilando desde hacía días. Y una vez que salía del gimnasio, mis hombres y yo lo acorralamos, golpeamos, y lo metimos en la furgoneta medio atontado por las agresiones.
-Perfecto-se contentó el dueño del circo-, además de ser un futuro suicida, es deportista.






Laura Martínez.

5 comentarios:

Alberto López Cordero dijo...

No me extrañaría que a algún monstruo parecido al tipo ese que tenía encerrado a su hija y hijos de ella engendrados por el , le diera por ofrecer espéctaculos de este tipo similares a las snuff movies. Tremendo relato.

 kotto dijo...

me gusto el relato... buenisimo ... te mantiene atento hasta el final

besos

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Mola el relato, en tu línea. A mí que no me pongan en el trapecio, eso sí que sería suicida.


Un beso

AdR dijo...

Muy imaginativo :) Con un final anecdótico

Saludos

Álvaro Dorian Gray dijo...

Tengo suerte... no soy deportista.
Me ha gustado.
Saludos y salud