miércoles, 28 de mayo de 2008

CAPÍTULO UNO (primera parte)

EL MISTERIO DEL BOSQUE

(Septiembre)


La noche se nos cayó encima; acompañada de una luna grande, redonda y brillante. Su brillo era la única luz que alumbraba el camino, rodeado de árboles a los laterales.
Andábamos cada vez más deprisa, casi a trote. El miedo nos causó pánico; ya ni si quiera nos dejaba pensar con coherencia y además nos convertían en unos seres escépticos que miraban a su alrededor cautelosamente, (pero sin dejar de caminar a paso ligero)
No llovía ni hacía humedad, pero sí soplaba un viento frío y seco que nos hacía pasar malos momentos, y nos asustaba de vez en cuando.
Su voz pegó un grito ahogado de repente; y, seguido, mi cabeza sufrió un golpe produciendo mi inconsciencia y derrumbamiento hacia el suelo. A partir de ahí no recuerdo nada más.
Ahora mismo me encuentro en aquel bosque. Frío, espeluznante, solitario. Me asusto al escuchar el ulular del búho, pero, de repente, ha salido volando como si temiese, incluso más que yo.
Ya no estoy asustada sino atemorizada, más bien.
Kevin me dijo que mientras el bosque guardara los sonidos del mundo animal, el silbido del frío viento, e incluso el crujir de la madera de sus árboles, entonces, yo seguiría a salvo.
Pero ya no escucho ningún ruido por los alrededores. He visto cómo las aves del lugar se marchaban repentinamente volando rápido, y cómo los insectos se han escondido en los huecos de los troncos de los árboles; el viento ha dejado de soplar. Un bosque desierto es lo que ha quedado, sólo mi fuerte y agitada respiración rompe el gran silencio de la noche.
Estoy atada por la cintura con una cadena de hierro a un árbol. Ni si quiera he intentado escapar, sé que sería imposible.
Me paso la mano por la cabeza porque noto el dolor que me ha causado ese gran golpe que me dieron. Al verme la mano tras pasármela por el cogote, veo la sangre.
Me estremezco. ¿Qué pasará ahora? ¿Qué es lo que sucederá? Sólo espero. Repaso la historia desde el principio para ver si así puedo atar algún que otro cabo; entonces podré recapacitar sobre mi desdichado destino: Todo comenzó la noche del viernes, en la que mis amigos me llamaron intentando convencerme para que saliera con ellos. Eran las once. No estaba segura de si mi madre me dejaría salir de casa a esa hora, ni siquiera sabía si yo misma tenía ganas. Estaba cansada de todo el día y me apetecía irme pronto a la cama.
A pesar de ello, sus palabras me persuadieron para salir.
_Vamos_ dijo la voz de Aby que se escondía tras el teléfono._ Será divertido.
“Será divertido” pensé mientras gruñía por dentro.
_Está bien_ acepté_ pero me traéis a casa cuando yo lo pida.
_Eso tendrás que hablarlo con Chris_ añadió Abigail_ Sabes que es él quien tiene el coche.
_Hasta las doce, pues_ y colgué.
Tras eso, me dirigí hacia la cajita de música que mi abuelo me regaló, donde yo guardaba el dinero suelto. Era negra y en su interior había unos cisnes que danzaban al son de la música en el lago, simulado con un cristal. Observé que me quedaba todavía treinta y cinco dólares. “Suficiente” pensé
Tenía una hora para arreglarme. Rechacé la idea de pasar por la ducha, ya lo había hecho esa mañana y, a pesar de los pelos de loca que llevaba, me negué a darme un baño.
Pensé en qué ponerme, y al final me decidí por los jeans de pitillo y mi blusa de manga corta blanca con mi chaleco negro sin abrochar. A las doce menos cinco ya habían venido a recogerme. Me puse mi rebeca marrón por si luego por la noche refrescaba, a pesar de que era verano todavía, me miré por última vez en el espejo, y me despedí de mi madre desde la puerta de la entrada.
_Me voy_ grité para que me oyera, ya que estaba en el salón viendo la tele.
No obtuve respuesta, como de costumbre, así es que decidí marcharme sin despedirme si quiera, a la vez que recogía mi pelo enmarañado ágilmente en una coleta.
Afuera me esperaban algunos de la pandilla: Abigail me sonrió, junto con Sam y Lorie.
Chris esperaba en el coche destartalado de segunda mano que su padre le regaló para su decimosexto cumpleaños, que desde entonces ya habían pasado otros tres. Iba con la música de la radio encendida, sonando un tema de Eminem, que no me gustaba para nada.
_Venga_ dijo desde la ventanilla_ quiero llegar ya.
Ni si quiera todavía sabía a dónde íbamos.


Laura Martínez.

2 comentarios:

Perséfone dijo...

Buen comienzo.

Habrá que esperar a leer las próximas entregas antes de comenzar a cavilar nada más...

Saludos.

**Evily** dijo...

Esta es tu historia???

Me gusta jajaja, quiero que pongas más, tiene pinta de interesante...