martes, 3 de marzo de 2009

Dance me to the end of love


Suena el ambiente cargado de música. Somos unos melómanos quiméricos en busca de la perdida libertad. Sé que existe, pero nadie nos la muestra... son todos unos incompetentes. No temas, creo que tienes agallas suficientes para cogerme de la cintura delante de toda esta gente. ¿No?... Tienes razón, no me puedo arriesgar a que hablen mal de mí y de mi familia.
La balada que suena en la verbena nocturna del pueblo no es de mis preferidas, pero aún así apoyo mi cabeza sobre tu duro hombro y balanceamos suavemente nuestros cuerpos de un lado a otro, como si fuéramos juncos en la orilla del río.
Nuestros pies se pisan porque no tenemos sentido del ritmo; en realidad no deberíamos tener sentido de nada, no se nos permite.
Se atenúan las luces, se cierran nuestros ojos y queda todo soalzado en el aire, siendo nuestro país, un país católico, y estando Dios presente en todas partes para asegurarse de que tus manos no vacilan en rozarme.
Y la fiesta continúa. La gente nos observa agarrados. Sepárate un poco de mí, que te noto muy cerca… Sí, claro que me gusta sentirte. Y olerte, y tocarte, y abrazarte… pero eso, aquí y ahora, no corresponde.
Estamos a 1949 y mi madre me ha dado varias pesetas para divertirme esta noche de fiesta. Cuando se entere de que estoy contigo quizás me arranque la piel a correazos. Mi padre no opina sobre esto, murió mutilado en la guerra, pero sé que si estuviera ahora mismo aquí, sonreiría viéndome feliz. Madre es distinta. Es más fría, más seria y dura.
Mi hermano pequeño nos vigila sentado sobre el bordillo de la fuente y me estoy poniendo algo nerviosa. Me separo de ti y me sacudo el vestido celeste que yo misma diseñé y cosí hace un par de semanas. ¿Te gusta?... Gracias…
¿Sabes? Me encanta contemplar tu rostro de muchacho benévolo. Sé que jamás me harías daño. Yo tampoco te lo haría si pudiera, pero ambos sabemos que esto va a acabar mal, porque no tienes tierras y vives de rentas y este estúpido sistema hace que mi madre sea un tanto retrógrada y se crea superior a ti.
No creas que nosotros somos ricos, desde que mi padre nos dejó vivimos peor y tenemos que cultivar nosotros mismos la huerta. Pero a mi madre le gusta aparentar que es rica, poniéndose las joyas que mi padre, antes de la guerra, le había regalado. También le encanta pavonearse con su abrigo de piel y enseñar, cuando alguien viene a la cueva, la cubertería de plata que heredamos de nuestra estirpe descendiente de Don Pedro Cañas Real, caballero cubierto ante el Rey.
Todo muy superficial, pero eso tú ya lo sabes.
En fin, tú cógeme de la cintura otra vez y lucha por mí, romanticón, que soy una de las más bellas del pueblo… o eso es lo que se dice. Aunque espero que no haya sido eso lo único que te ha embelesado de mí.
Ahora han cambiado de canción: un paso doble. Muy español he de decir. No me gusta. Ni la canción, ni España, pero esto último no se lo digas a nadie, porque estamos a 1949, y los tiempos que corren son escabrosos.
Yo sólo quiero estar contigo, y mi madre y padrastro no me lo permiten… Creo que ya tienen un pretendiente para mí, primo de mi primo, joven, alto, apuesto- aunque algo orejudo- y tiene caballo propio. Es todo un partido… ¿Eh? No, no, tranquilo. Estoy bien, es que hace algo de viento y me lloran los ojos.
Suspiro.
Agárrame fuerte ahora que puedes, por favor, y no me sueltes hasta nuevo aviso. Aprovecha para llevarte e impregnar mi aroma en tu blusa gris y así recordarme, olerme y abrazarme todos los días que te propongas, porque no quiero que te olvides de mí, ni que pienses que a Don Orejudo podré amarle tanto como a ti; porque quiero que recuerdes este abrazo como el más sincero y cariñoso de tu vida y que sirva para decirnos un adiós largo, porque, esta, será la última noche que bailes conmigo.

3 comentarios:

AdR dijo...

(suspiro)

Yo me encuentro una mujer así que me dice todo eso y caigo en redondo, vamos :)

Es lo que me pasa, me atraen las historias inmposibles.

Has puesto a Vettriano con ritmos de jazz. Ea, ya me he caído en redondo... ais.

No bailaré nunca contigo. Eres peligrosa :P

Besos.

Jose Gines dijo...

Asi que no sabías quién era Leonard Cohen... entre otras lindezas, el compositor del Dance me to the end of Love
http://www.youtube.com/watch?v=7pA5UhNaYw0&feature=related
Verás que tiene una voz peculiar jeje

Jose Gines dijo...

Mejor esta versión, con subtitulos en castellano y todo

http://www.youtube.com/watch?v=cRfS0RmyrcM