viernes, 26 de septiembre de 2014

Odiarás París


Si vuelves a París, más te vale tener un buen motivo, porque llegar sin intenciones declaradas puede convertir el viaje en una devastadora melancolía, del una vez pasó y me he quedado como agua estancada en la retentiva. El Sena, la Eiffel, los Campos, la Dame, el idioma e incluso la bandera, provocan sobre el cuerpo una reacción de profunda y entera enajenación. Querrás que te hospede, como vez pasada, el amor, que te camufle la elegancia y revivir la autenticidad del bucolismo urbano.

Así que quedas advertido: si quieres volver a París, a esta ciudad de días inesperados y noches sobresaltadas, asegúrate de tener un buen motivo, porque si existe la posibilidad, -la remota posibilidad- de que no suceda nada, de que no destelle optimismo el canal Saint-Martin, de que no se viva la sensación de romper con el hermetismo, de que no llueva mientras observas los férreos pies de Francia, no podrás evitar sentirte traicionado y lamentarás odiar París eternamente. 


1 comentario:

Abril dijo...

¿y si vuelves acompañada?
un beso