martes, 2 de febrero de 2010

Pellizcame

La ciudad inmensa ya no huele a muejr, ahora huele a ti, y por eso, he colgado mi blusa a cuadros en el balcón, para llevar tu olor impregnado en mi persona.
Mientras tanto, la noche se transforma en intenso sabor a revolcones pretéritos en una cama estrecha y blanda y el espejo me mira pervertido con el reflejo de tus manos estrechando mi cuerpo al tuyo y exprimiendo mis pechos como dos limones pequeños con el jugo ajustado a sus dimendiones.

Esta vez son tus hábiles abrazos los que se han ido. 'Hasta luego' a tu desnudez y al placer de poder lengüetear tu pezón empiercinado. 'Hasta luego' a los dolores de espalda por la mañana y a los masajes sin condiciones. 'Hasta luego' al hecho de poder saciarme de ti.

Primero los osos, y ahora tú. Quizás, con un poco de suerte, volváis alguna vez los tres para embadurnarme en la ducha y lijarme los hombros con mi esponja.
Voy a echarte de menos, si es que eso no lo hago ya.

Por cierto, ¿dónde está mi uña roja?

4 comentarios:

Belén dijo...

No pienses en revolcones antiguos, piensa en todos los que vendrán!!!

Besicos

Juan Carlos dijo...

los osos sabes q volveran tarde o temprano. El resto solo si quieres.. la uña roja? esta dentro de una cartera junto a tu foto, me ha dicho un pajarito..

AdR dijo...

Qué caña, como para no pellizcarte...

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Sigues teniendo la chispa del ingenio de tu parte y la sabiduría de las letras...
Besos...