miércoles, 20 de enero de 2010

Los fantasmas de mi vida


Ni fantasmas, ni energía, ni sustancia, ni desmateria. (ahora reinvento el castellano también) Pulverizada quizás, ignorante es lo más seguro.

Sedúcete a ti mismo y ámate locamente- hasta encontrar a alguien mejor que tú- como todo envidioso y egoísta. Yo lo hago.

Me siento tan llena a veces, que noto cómo me falta tiempo y espacio para quemar- como si fueran calorías- la felicidad que, muchas veces, me lleva, como ahora, a suscitar la tragicomedia y pensar, de repente, que me apetece notar tu espalda tras la mía durante un rato. No pido nada más de ti por si acaso te amedrentas.

Los fantasmas no existen, como tampoco lo hacen el amor como sentimiento universal, la vida extraterrestre verde y con antenas disparadoras de rayos láser, o el placer del orgasmo simultáneo. Pero esto último es hablar de sexo y mi vida es todavía muy joven.

(Y así es como Laura vomita las palabras tal y como desordenadamente las piensa)

El fantasma- que no existe- me mira, y la insustancia (ya os dije que me dedico a reinventar el castellano) no ha reparado en mí. Lo material no tiene ojos y a la energía le importa tres pimientos que esté aquí o allá, porque, ya sabéis: yo no me destruyo, yo me transformo.

Y tú, que más bien estás lejos, te transformas en recuerdo que se resiste a la destrucción.

3 comentarios:

Unknown dijo...

es tan difícil destruir recuerdos... deberían inventar una máquina como en la peli de "olvídate de mi", pero aun así creo que justo el segundo antes decidiría quedarme con todos por mucho que doliesen, el tiempo al menos hace que ese dolor llegue a ser casi insignificante
mua :)

Juan Carlos dijo...

puede que si que existan los fantasmas..tan solo tienes q creer en ellos..

Belén dijo...

Los fantasmas solo se ven cuando uno se mirapor dentro...

Besicos