lunes, 19 de diciembre de 2011

Hoy cumplo 20

  LA NOCHE QUE DOUGLAS MURIÓ

Minnie The Moocher by Blues Brothers on Grooveshark 



La música sonaba desde el tocadiscos por toda la casa. Los invitados habían dejado de bailar para permitir cundir el pánico. Muchos se llevaban la mano al pecho mientras gritaban auxilio, otros simplemente contemplaban la sangrienta situación en estado shock.
Ellos dos dejaron la escena atrás. Él cerró la puerta de un golpe. Ahora estaban solos en la habitación. Ella sostenía un cigarrillo en la mano y él un vaso de coñac.

-No nos engañas a nadie, querida.- la voz del hombre era pausada y profunda.- Sabemos que tú le mataste.

-Oh, vamos, quien le mató fue tu mujer, de un disgusto.- dijo ella mientras seguía fumando y tomaba asiento en la cama con todos los abrigos de piel tirados en él.

-Pienso descubrirte a la policía.

-¿La misma que si nos ve con todo este montón de Chateau Beaulon nos encerrará en prisión, o la que, cuando descubra a tus putas te desmantelará el negoció? ¿De verdad piensas hacer eso?- rió- Allan, no me cuentes historias absurdas. Además, no sé porqué sospechas tanto de mí, todos los de aquí teníamos razones para matarle.

-Recuérdamelas.- él estaba apoyado en el escritorio de madera del cuarto, observándola fumar.

-Todos sabemos que ese hombre tenía una buena pizca y no por sus negocios de honradez precisamente.

-No me estás dando nombres.

 Ella se encendió otro cigarrillo. Cada vez había más humo en la habitación, pero a ambos le encantaba el olor a tabaco. Mientras, seguían oyendo desde fuera los gritos ahogados y los lloros histéricos. 

-¿Quieres nombres?, pues verás, pudo haber sido Annette: el negocio de su marido se estaba yendo a pique tras la mala inversión que le recomendó, a conciencia además; o Sergey, ese hombre detestable que no para de sudar nunca y el mismo que, sin un centavo, aceptó una apuesta que era imposible ganar y que todavía no ha pagado. También está Chad, el pobre se enteró de que su mujer era una furcia, y ya sabes por qué, le gustaba mucho los hombres ricos…

-Como a ti.- dejó el vaso de coñac en la mesa y se acercó lentamente hacia la mujer.

-Como a mí.- ella lo esperaba, y mientras lo veía venir se subió el vestido lentamente hasta las rodillas.- Tócalas.

Allan se agachó hasta ellas y comenzó a chuparlas con cautelo. Su lengua subió por sus los muslos. De repente, ella le apartó bruscamente y se volvió a bajar el vestido.

-Aunque no soy ninguna de tus mujercillas y mucho menos una de tus chicas de burdel, sabes que esto te costará un precio.

El hombre rió.

-Aprendes rápido, querida. La primera vez no me costó nada. 

-La primera vez Nueva Orleans seguía siendo tan joven como yo. Ambos hemos aprendido el uno del otro. ¿Escuchas eso de ahí fuera? Tu mujer llora desconsolada, quizás deberías ir a tenderle un pañuelo.

-Lo único que quiero tender ahora mismo es tu cuerpo sobre ese montón de abrigos y tocarte hasta que también grites desconsolada. ¿Qué es lo que quieres tú?

Sonrieron. 

-Sabes perfectamente qué es lo que quiero. Sólo un par de llamadas y un gran escenario para mis piernas.
-Eso lo iba a hacer de todas formas.

Sonrieron. Ella se levantó, se puso de espaldas y se desabrochó lentamente el vestido, que se deslizó por sus caderas hasta el suelo. Dejó a un lado la ropa y se acercó a él con sus ligas negras y sus labios rojos.

-En ese caso,- le susurró al oído- considéralo un regalo. Pero hagámoslo rápido, que tenemos un cadáver en la cocina que hacer desaparecer y un escenario que limpiar.

domingo, 4 de diciembre de 2011

I'm dreaming of a ¿white? christmas




Siempre me ha encantado esta época del año, pero en Madrid me ha gustado muchísimo más. Será por eso del frío y de las luces, a pesar de que yo las critique diciendo que podríamos reducir gastos no encendiéndolas; pero, para qué engañarnos, ¿qué son unas navidades sin estrellas colgando de las farolas de la calle?

Y me pongo villancicos para ponerme a tono –navideño- let it snow, let it snow, let it snow y me coloco gorros con lazos y guantes de lana cuando salgo a dar un paseo. Y…
¡Oh, dios mío! ¿Eso que suena es el Last Crhistmas de los Wham!?  Tienen hasta su encanto personal, que queréis que os diga…

Cuando sea mayor, compraré abetos y lo decoraré con parpadeantes bolas luminosas; pondré calcetines rojos en la chimenea, e iré a cenas de empresa vestida de Mamá Noel putona para cantar el Santa Baby delante de todos mis compañeros.

Por eso espero ansiosa a cumplir los treinta años; mientras tanto, me preparo para estas navidades: de momento tengo el resfirado. Me faltan el vino caliente, las películas de Antena3 de por la tarde y algún que otro polvo…

Polvorón, quiero decir.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Intentos de. #2

08/09/2011

Estoy borracha y no he bebido nada de alcohol.
Descubro a la persona que tanto detesto, ahí, escondida e impertinente, dentro de mí.

Insomnio.

Insomnio porque no me abrazan.
Insomnio porque no me besan.
Insomnio porque no me hacen

el amor.

Y no duermo bien cuando estás a mi lado y no te interesa ni un poco que me haga la estrecha y la fría.
Tampoco duermo bien al día siguiente cuando lo recuerdo.

Francamente, me decepciono cuando me convierto en una ilusa.
No, no:

Francamente, me decepciono cuando me sorprendo buscando el amor que tanto critico.

Pero luego,

luego.

Luego se me pasa.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Intentos de. #1




Hay veces que veo por los pasillos de la facultad a la rubia de primer año. No es una rubia despampanante, es una rubia a secas, con su pelo aplastado, sus pecas salpicándole la nariz, su mirada insulsa y su metro sesenta y cinco.
Cuando la veo, no puedo evitar recordar aquel verano en Guardamar que me la encontré en el Cine + Copas, con la misma cara inexpresiva, mientras se estaba enrollando con el camarero que siempre me tira la caña cuando, después de bailar una canción en la tarima, me acerco a la barra a pedir una cerveza.
  Ese día ella iba borracha y cuando nos vimos bailando el fans de John Boy, sonrió y espetó a voces que yo era una de las pocas con madera de periodista de la clase. A mi me halagó muchísimo, pero en aquel momento sólo pensaba “si supieras que él está contigo porque yo no le hago caso…”  Y me dio pena y rabia a la vez, porque no quería otra cosa que bailar en la tarima alguna canción de Dorian o Vetusta Morla y que el camarero- camarero- me invitase a una copa, como solía hacer, y me dijera lo guapa que le parecía, yo y sólo yo, sin compartirlo con nadie y mucho menos con una rubia sosa de mi clase de periodismo en Madrid.
Los vi salir, agarrados de la mano. La rubia no se dio cuenta de que yo los estaba observando; él sí, y me sonrió, me sonrió perversamente como diciéndome que ahora me jodía por no haber estado más rápida o por haber estado tocando las pelotas durante tanto tiempo.
Al año siguiente, para que no me pasara lo mismo, me lo tiré.
No me ha vuelto a llamar.

viernes, 28 de octubre de 2011

Today, champagne.


Desde la cocina oigo cómo Juan huele el periódico que tiene entre manos. Nunca le da tiempo a leerlo por la mañana, así que siempre espera el momento de la cena para poder hacerlo. Le encanta cuando se embarra las manos con la tinta de imprenta que desprenden las páginas del periódico. Cree que así también se lleva consigo los conocimientos y saberes que se prestan al orden del día.
Será imbécil.

Yo preparo la cena, como todas las noches. Como todas las malditas noches. Hoy toca bistec de ternera, vuelta y vuelta. Poco hecha. Tan cruda, que la voy a servir con sangre. En casa nos gusta así.

Me duele la cabeza. Afilo con desgana el cuchillo.

El niño juega a las torturas con sus muñecos. Una historia de cómo alguien desobedece y paga por ello. Decapita las cabezas de las Barbies que roba en el colegio y, con alfileres, le arranca los ojos a los mini Baby Born de cuando su hermana era pequeña.

De fondo, el murmullo de esa tipa aberrante del Canal 1.

  “Se llamaba Daniela y tenía tan sólo 21 años. Se trata de otro caso de violencia de género causado por los celos. Su novio la había amenazado anteriormente con matarla. Fue hallada en su baño con el cuerpo hinchado de agua y la manguera de la ducha atravesada por la garganta. El terrible suceso ha transcurrido esta mañana cuando la víctima se disponía a ir la universidad…

 Terrible. Ya estamos con las malditas impresiones. ¡Como si el horror pudiera tener el mismo sentido para todos!

- ¡Tengo hambre!

Pues cómete tu jodido periódico. O ven a la cocina y ayúdame un poco, ¿no crees? ¿No piensas que un poco de ayuda me vendría bien asqueroso vago?

Mi hijo y marido preparan la mesa. Nos sentamos todos. Sirvo la comida. Callados como siempre, Juan sube el volumen del televisor.

Comemos lentos y despacio.  


Yo tengo la manía de morder el tenedor cuando me lo llevo a la boca. El niño acostumbra a tragar fuertemente. Y Juan siempre lo hace con la boca abierta. Y cómo lo odio

- Le falta sal

Y cómo lo odio.

-¿Y para esto has tardado tanto? ¿Qué hacías en la cocina, rascarte el coño?

¡Y cómo lo odio!

- Hay que joderse, uno se tira todo el puto día trabajando para que luego haya poca cosa en la mesa.

  No aguanto más. Un solo ruidito de cómo mastica la comida, y me lo cargo.


*
*
*
*
*

(...)

Me encanta cuando embarro mis manos de sangre.
 Siento que me llevo conmigo toda la venganza que merezco.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Me mira y me odia



Me mira y me odia.


Me mira y me odia, y no sé si me odia ella o me odian sus ojos. También me odian los hoyuelos de sus mofletes cuando sonríe. Perversa. Y sus patas de gallo que cantan a cualquier hora del día:

Kikirikí-Kikirikí

Tiene los dientes torcidos, pero es guapa. Muy guapa. Me encantan sus pecas, aunque me odien.
Y mientras me mira, apoya la mano encima de la mesa. Sus uñas son largas. Rojas. Le chifla, le vuelve loca mirar mientras carraspea la mesa. Que sueneQue suene en el silencio.

 SI-LEN-CIO.

No habla, pero no deja hablar tampoco a nadie. Con su mirada lacerante nos acalla a todos.

Shhhh…  (si-len-cio)

Tanto, que puedo oír su corazón en el pecho, retumbando. Baila, acelerado, sin parar. 
Y veo cómo, de repente, le estalla una teta. 
Ella no se inmuta. Sigue mirando. 

Te penetra, te penetra porque su mirada es su falo. Por un instante puedo sentir cómo me embiste y me folla. 

 Lacerante fémina con mirada fálica y orgullo de mujer consentida.

Me encantaría que le estallase el otro pecho

Y tampoco me importaría que le estallasen los tobillos, ni sus codos, sus hombros, su culo, sus mofletes... Su cabeza. 

Que le estalle a esa hija de la gran algo todo el cuerpo de repente.

No puedo con ella, porque me mira y me odia, aunque no estoy segura de si me odia ella o me odian sus ojos.

domingo, 23 de octubre de 2011

Me lloran los enanos



Me lloran los enanos, bajo las piernas, para que no me vaya.
Me suplican tristes que me quede con ellos. Pero ya no hay nada que se pueda hacer, ni ganas que me retengan aquí.
No quiero verlos más. Les he devuelto todos los regalos que me hicieron. Les devolví el pesimismo y el mal humor, envueltos en el mismo papel desgastado.

Tiran de los pliegues de mi falda para llamar mi atención.

ñañañañañañañañañaña…

Me voy. Me cansé de mirar el suelo en busca de mi céntimo de la suerte y sólo encontrar enanos que gritan mi nombre.

¡Suuuuusiiiiii!

Y mientras ellos hablan de un “hasta luego” yo les dedico el más rotundo de los “adioses”.