Sentados con las piernas cruzadas, somos dos cuerpos libres
que, desnudos, les gusta descubrir el calor del radiador. Hace mucho frío
fuera. Tiritamos con el viento pero nada de eso importa, porque en abrazos nos
derretimos y nos decimos cuánto nos queremos, que es mucho. Mientras tanto, la
ciudad se pinta de gris y nosotros de furia; lo queremos todo. Somos rey y
reina desempeñando nuestra particular cruzada. Ambos nos parecemos el chico y
la chica más guapa. Nos hacemos creer nuestra valía. Somos igual de valiosos
que el Sol en Gran Bretaña, y eso es muy pretencioso. Pero nos da igual.
miércoles, 28 de diciembre de 2016
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