Me traigo
a casa
la mitad
de la playa
en el
zapato.
Me dicen
que eso
pasa a veces,
que puedes
viajar con
la arena.
Calibro el
peso en
litros
y floto,
con la
brisa,
en mi
propio
devenir.
jueves, 19 de diciembre de 2013
#22
Sumergirse
en
cualquier
tiempo
pasado
que
fue
mejor
es
inventar
A
veces lo veo claro, ahí estoy, en la cima, o casi, llegando. La puerta está cerca, timbrar da más respeto. Si me abres tú,
o él, o el otro. Tenerlo todo controlado no es dinámico, hay que detener barcos
y llegar tarde a las citas, siempre sin querer. Te lo digo como quién no quiere
la cosa, o sí, no sé, ven y ya veremos. Quiero la elegancia de quien no la busca, y bailar valses
y olvidar todo.
Que galopen los días no me da miedo, lo que me aturde es
despertarme siempre en el mismo lugar, que acabe y no le haya hecho honor, que les
defraude, perder respeto, dejar de forjarlo, que se rompan más copas. Cosas así.
Si te vuelvo a ver, pregúntame qué tal. Las cosas banales
son necesarias.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Calle
![]() |
"La Calle", Joan Colom |
El caso es que las cosas acaban y te das cuenta tarde. Como
todos los demás, yo llegué con las ganas expandidas en el pecho, desafiando al
miedo y la pausa. Uno siempre escribe pensando que puede cambiar el mundo o que
conseguir las cosas con tan sólo el hecho de quererlas, basta. Y son muchos
trenes los que se cogen y muchas calles en las que se consiente el frío, porque
notar la mano muerta, en contrapunto, estimula la vida. Todo nos cabe, y
estamos aquí y allí a la misma vez, con esto y con lo otro, charlando de cosas
distintas simultáneamente, sin comprender que nos queda grande cualquier método
que hayamos dejado pasar por la cabeza.
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