martes, 9 de agosto de 2011

Me encanta la belleza de lo estrafalario.


No suelo derrochar romanticismo, pero hoy me divierte la indeterminación de mis actos.
Disfruto asomándome al balcón.

Respiro hondo.
Espiro largo.

Adoro la lluvia sobre los coches y el taconeo de los pasos de los vecinos por la calle.
Hoy mas que nunca dejo llover la vida encima mía.

Detestaras mi indecisión, pero no puedo prometerte nada porque esta vez no tengo expectativas de ningún tipo.
?Cuando sabré que has llegado a la ciudad?
Me encantaría que existieras de la manera en la que te imagino.

Pero no espero nada de ti, todo lo que espero es mio.

Y decido alisarme el pelo los días de lluvia, deliberadamente.
Me fascina el encrespamiento de las cosas; como aquel día, ?Recuerdas? Me estremezco si me imagino que vuelve a pasar tu mano sobre mi oreja para quedarse acariciándome el pendiente. De eso hace ya muchos orgasmos.

Poco me importa lo que yo pueda pensar. La indiferencia es lo que busco de mi cuando estoy contigo; así que voy a enfundarme en mis tacones, ir al Olga's a tomar una pinta de cerveza y encontrarme con el alemán-alemanote del sábado pasado.
Ya se que tiento a la suerte, pero es que quiero volver a casa lo mas encrespada y mojada posible.

3 comentarios:

Eduardo Yuguero dijo...

Vuelve empapada, o seca.
Peinada, o despeinada.
Vuelve cómo te dé la gana.
Pero vuelve con ganas.

Y aunque no sean de mojarte.
Que sean de seguir adelante,
currando conmigo.

Pásalo bien, y disfruta tú que puedes.

Aunque seas un improvisto.
Queda mucha temporada todavía por empezar-

Anónimo dijo...

Te prometo que esto es lo primero que me encanta desde hace bastante tiempo jajajaja un besO

AdR dijo...

La vida se mide así, por los orgasmos que han pasado.

Un beso.