sábado, 20 de agosto de 2011

The Killing Time





Sigo teniendo ganas de mover cosas de su sitio.
Mi avión sale dentro de media hora,
mis ilusiones llegan dentro de dos.

Pero cuando me encuentre en casa, ya no tendré más armarios para desarmar,
ni cortinas que quitar,
ni cuadros con los que horrorizarme,
ni espejos que colgar.
Ni bicicletas que montar.

Y a pesar de haberme acostumbrado a que la bici y yo seamos una,
-los alemanes y su estilo de vida-
no me queda más remedio que moverme a mí misma de sitio,
y mandarme al sondeo de lo que ando buscando,
que creo que es una mente despejada y un futuro,
aunque no estoy segura.

martes, 9 de agosto de 2011

Me encanta la belleza de lo estrafalario.


No suelo derrochar romanticismo, pero hoy me divierte la indeterminación de mis actos.
Disfruto asomándome al balcón.

Respiro hondo.
Espiro largo.

Adoro la lluvia sobre los coches y el taconeo de los pasos de los vecinos por la calle.
Hoy mas que nunca dejo llover la vida encima mía.

Detestaras mi indecisión, pero no puedo prometerte nada porque esta vez no tengo expectativas de ningún tipo.
?Cuando sabré que has llegado a la ciudad?
Me encantaría que existieras de la manera en la que te imagino.

Pero no espero nada de ti, todo lo que espero es mio.

Y decido alisarme el pelo los días de lluvia, deliberadamente.
Me fascina el encrespamiento de las cosas; como aquel día, ?Recuerdas? Me estremezco si me imagino que vuelve a pasar tu mano sobre mi oreja para quedarse acariciándome el pendiente. De eso hace ya muchos orgasmos.

Poco me importa lo que yo pueda pensar. La indiferencia es lo que busco de mi cuando estoy contigo; así que voy a enfundarme en mis tacones, ir al Olga's a tomar una pinta de cerveza y encontrarme con el alemán-alemanote del sábado pasado.
Ya se que tiento a la suerte, pero es que quiero volver a casa lo mas encrespada y mojada posible.

jueves, 28 de julio de 2011

Cuando quieres hablar de las pesadillas de otros y acabas hablando de las tuyas.


Marina tiene muchos sueños;
pero no recuerda ninguno que no sea pesadilla.

Mi pesadilla particular golpea las puertas muchas veces al año,
A veces, todavía me tortura haciéndome imaginar qué hubiera pasado si me hubiera quedado a tu lado o si yo te lo hubiera pedido;
y me amenaza con arrebatarme el coraje que necesito para poder encontrarme a mí misma.

Cuando llega, doy vueltas en la cama, intentando combatirla en la oscuridad de la habitación.
Mi única táctica de defensa es encoger las piernas y frotarme los pies fríos.

Y cuando, negligente, ya no sé quién soy, despierto, sudorosa, preguntando mi nombre.

Entonces Elena me tranquiliza,
y me arropa
y me da un beso
para que pueda dormir tranquila, aunque sé que lo hace sin saber quién soy.

Parecerá extraño, pero me gusta olvidarme de vez en cuando y pasear siendo una sinombre por las grandes avenidas, noqueada por la perplejidad de no saber nada acerca de mí.

Supongo que es una cuestión de egolatría:
perderme una y otra vez; para
buscarme,
llamarme,
sufrirme,
y otra vez disfrutarme cuando me encuentre.

Ayer volví a encontrar mi nombre.
Estaba en los bolsillos del pantalón que metí en la lavadora.

martes, 26 de julio de 2011

Tráeme impresiones




Esta es la no-historia de unos ojos tristes y perdidos.

Sé que de ojos tristes se sabe y se habla mucho, y que incluso cuando no existen, se inventan para poder escribir sobre tragedias y desdichas.
Pero estos ojos no son invenciones, yo os hablo de unos, auténticos y efectivos.
No recuerdo con qué forma se muestran, ni con qué color laceran a aquellos que, sin querer, se abisman en su interior intentando encontrar una historia.
Sólo su mirada abstraida en la nada y su brillo descompuesto por la decepción es lo que mantengo en memoria.
Sus puntos fijos inexistentes y sus párpados firmes, sin derrumbarse o caerse ante ninguna sensación.

Ulli es un tipo alemán de edad adulta. Siempre que lo veo, lleva en su sesera una gorra con estampado militar, para protegerse del Sol Alicantino. Su cuerpo no es endeble, como sus ojos, ni parece inseguro.
Ulli nunca habla, no sabe español; aunque por lo que deja aparentar, supongo que no es un tipo muy charlatán, ni si quiera con aquellos que hablan su mismo idioma.

Y como no habla- ni mucho ni poco, nada- no puedo saber la historia que dejó triste a sus ojos; y es por eso que en estos días de verano, como tiempo libre no me falta, me he dedicado a imaginarme esos ojos tristes y desvalidos, rompiéndose bajo el desengaño de las cosas que les parecían ejemplares.
He teorizado, inventado y proyectado en mi mente millones de situaciones suficientemente desdeñosas como para adulterar unos ojos que sólo buscaban un motivo.

Todos necesitamos uno, y hasta que no encuentre el mío, supongo que me entretendré padeciendo los males ajenos.

Escasea mi imprescindible cambio, y lo necesito ya, ahora que Ulli ha vuelto a Alemania y no tengo historias que inventar.

miércoles, 1 de junio de 2011

Ecografía



Dentro no hay nada.
Está hueco y vacío.

No tiene órganos vitales.
No esconde tesoros,
ni basura o desperdicios.
No tiene planes, no tiene futuro...
no tiene pasado ni recuerdos.

Derrocha vehemencia porque
nadie oye el eco de su retumbante
y profundo grito.

Huele a húmedo y está templado,
Y lo único que sabe es que una vez tú estuviste dentro.


lunes, 23 de mayo de 2011

Estamos invadidos.








Me pinté las uñas de azul esta semana.

No sé si es casualidad,
pero creo que era una señal del porvenir.

Por si acaso,
me las pintaré de rojo el año que viene.

lunes, 9 de mayo de 2011

No quiero imaginarme a caballo...


Me desplazo levitando,
asustada,
porque los pantalones me violan si voy a pie.